Echemos un vistazo a la cartelera de cine con los últimos estrenos. Entre todas las películas made in USA (quizás también alguna española), protagonizadas por nuestros actores favoritos, es muy posible que haya alguna perteneciente al género bélico.

En cualquiera de los informativos que podemos ver en televisión a mitad del día o por la tarde-noche, seguramente habrá alguna noticia relacionada con algún conflicto armado más o menos lejos de nuestras fronteras. A veces, se nos llega a mostrar ataques en directo e incluso personas que mueren delante de las cámaras.

Podría decirse que la guerra forma parte de nuestras vidas. Nos hemos acostumbrado a considerarla como algo normal; a verla, a tenerla cerca. Lo que aún es peor: nos hemos desensibilizado con respecto a ella.

Pero cualquiera que haya vivido una guerra nos hablará de miedo, pánico, horror, destrucción, muertes, torturas, violaciones, crueldad extrema, desolación... La guerra es lo peor a lo que puede llegar el ser humano. Nadie debería tener que pasar jamás por una experiencia así. Todos tenemos que luchar para conseguirlo.

En el mundo hay una serie de organismos internacionales que intentan establecer y consolidar la paz. El más importante de ellos es la ONU (aunque su labor a veces sea bastante cuestionada). Uno de sus principales instrumentos, que cuenta con la participación de un amplio contingente español, son las Fuerzas de Paz, más conocidas como Cascos azules. También colaboran de manera efectiva en las zonas de conflicto las ONGs de ayuda humanitaria, instituciones religiosas y cooperantes a título individual.

Sin embargo, es nuevamente desde la movilización ciudadana, desde la exigencia a nuestros gobiernos de la puesta en práctica de las medidas consideradas como más eficaces para la consecución y mantenimiento de la paz, como mejor se puede ayudar a conseguir la erradicación de este terrible jinete apocalíptico que tanto daño ha hecho y sigue haciendo a la humanidad.