En este mundo que nos toca vivir una mujer puede ejercer labores directivas lo mismo que un hombre. Un hombre puede realizar tareas domésticas lo mismo que una mujer. Ambos pueden ser igual de rudos o sensibles, apacibles o impulsivos, temerarios o sensatos.

Si alguien alega, por ejemplo, que en unos juegos olímpicos los varones establecen mejores marcas que las féminas, se le puede replicar que en las carreras universitarias ocurre al revés.

Cierto es que funciones como la reproductiva en toda su dimensión sólo puede ejercerlas la hembra. Pero la naturaleza sigue requiriendo la existencia de un macho para que se inicie.

Quien se empeñe en buscar diferencias entre lo masculino y lo femenino las encontrará. En algunos manuales de psicología utilizados en los institutos puede leerse que el cerebro de los chicos cuenta con ciertas "habilidades" que no tiene el de las chicas y viceversa. Ahora bien, esas diferencias, en el caso de resultar objetivables (y ahí la comunidad científica no se pone aún de acuerdo), serían mucho menores que las que en un momento dado pueden presentar dos personas del mismo género.

En nuestro país (y más en los países subdesarrollados), el hombre ha gozado y sigue gozando de una inadmisible posición de supremacía frente a la mujer. Verdad es también que, con el paso del tiempo, sobre todo a partir de la Transición hacia la democracia hace treinta años, ésta se ha ido moderando.

En la actualidad son perfectamente constatables la puesta en práctica de distintas medidas avaladas por leyes (como, por ejemplo, la reciente "Ley de igualdad") que están sirviendo para avanzar en la eliminación de diferencias por razón de sexo. No obstante, a nadie se le escapa que todavía queda mucho por hacer. Porque en nuestra sociedad son muchos los trabajos en los que el salario es distinto si quien lo cobra es un hombre o es mujer. Es evidente el uso de lenguaje sexista y el sexismo en la publicidad. Lo peor de todo, sin embargo, es que todavía hay hombres que utilizan la violencia contra las mujeres (porque son más fuertes), que se sienten con derecho a utilizarla, llegando en algunos casos a quitarles la vida.

La pregunta es ¿cómo le gustaría a cualquier hombre que fuera todo si hubiera nacido mujer?