En algunos lugares del mundo, hoy, si eres mujer no puedes estudiar. Ni salir a la calle a dar una vuelta cuando a ti te apetezca. Mucho menos ir a algún bar a tomar un café. Fuera de casa tienes que llevar siempre la cara tapada. Dentro, tu madre, tu abuela, tus tías y demás mujeres te enseñarán a ser hacendosa, sumisa y complaciente con tu marido, aunque sea un anciano que ha pagado una dote a tu padre.

Para que sólo asocies los órganos sexuales a la reproducción y demostrar así gran "madurez", te convencerán de que debes someterte a la ablación del clítoris. Tu marido podrá tener varias mujeres, pero ojo, si eres acusada de tener una nueva relación con otro hombre (aunque hayas sido repudiada hace tiempo), puedes ser condenada a morir de una forma tremendamente cruel y dolorosa: envuelta en una sábana, en el centro de un corro, a pedradas.

En otros países (algunos ciertamente visitados por turistas españoles, entre otros occidentales), las menores de edad son obligadas a prostituirse en plena calle, mientras que las autoridades miran hacia otro lado.

Guerras, niños soldado, el problema de los refugiados, decenas de miles de muertos cada día en el continente africano por desnutrición... Algo se ha ido avanzando, pero en la lucha por conseguir el respeto a los Derechos Humanos en todo el planeta, más en relación con la mujer, sin duda aún queda mucho por hacer.