La vida social que realizan
nuestros abuelos es, sobre todo al principio, muy limitada.
Pierden el contacto con su anterior entorno y sus antiguas
distracciones -romerías, mayos, rondas...-, quedan
tan lejos como el pueblo. En la ciudad su
primera misión es trabajar y ahorrar, de manera que
el trabajo y la casa completan la mayor parte de sus actividades.
Los horarios agotadores, las dificultades económicas,
etc. hicieron que la mayor parte de las actividades de descanso
transcurrieran de puertas para adentro. En este entorno, hay
un elemento común a muchos hogares que se convirtió
en una ventana al exterior y que llegó a ser el centro
de atención de muchos de ellos: la radio.
- La radio. Nos lo pasábamos bomba
con la radio. Pero bomba, bomba. Matilde, Perico, Periquín,
las novelas... Yo siempre estaba pegada a la radio. Mercedes
Benito
- Las vecinas no tenían radio. Y como
yo tenía un patio muy grande, se venían todas
debajo de los árboles, a escuchar las novelas y las
peticiones del oyente. Manuela Costoso
Otro aparato más moderno logró
desbancar a la tan socorrida radio: la televisión.
Esto ocurría tras haber pasado unos años desde
la emigración, una vez que las familias ya se encontraban
relativamente estables y económicamente más
desahogadas. Son
los años en que comienza un desarrollo económico,
los años del "seiscientos", el veraneo en
la playa, la compra a plazos...
- Una radio la tuve yo en el barrio ese donde
vivíamos, que la tuve que pagar a plazos, y luego cuando
nos vinimos aquí a San Sebastián de los Reyes,
pues ya compré una televisión y la pagué
a plazos... Pero de ir a ningún sitio de diversión,
de eso nada. Josefa Expósito
Una buena ocasión para reunirse con los
amigos eran las fiestas navideñas, sobre todo cuando
se tenía lejos a la familia, que había quedado
en el pueblo.
- En Navidad se hacía una fiesta familiar,
y el que no tenía familia con él, pues otro
le invitaba y compartíamos mesa con otras personas.
Juan Muñoz
Pero había muchas otras fiestas que tenían
un carácter menos entrañable, en las que se
buscaba sobre todo la diversión, y que
ponían de manifiesto las diferencias a la hora de divertirse
en el lugar de origen y en la ciudad.
- Algunas veces íbamos a las verbenas.
Eran muy diferentes de las de Galicia. Allí eran a
campo abierto, todo gratuito y se conocía a la gente.
En Madrid, no. En el pueblo había bandas que tocaban
muy bien, aquí había altavoces. Emilio Tallos
Por fin, después de una agotadora semana,
llegaba el domingo, único día en que podían
descansar, olvidarse del trabajo, disfrutar y pasear. Las
principales atracciones para este día eran el cine,
el circo o el teatro para los más afortunados.
- La vida en la ciudad era normal, de la casa
a la taberna a tomarnos unos chatos y luego, los domingos,
íbamos al circo o al cine. Salvador Gibaja
Las condiciones económicas eran en muchos
casos tan duras que ni siquiera podían permitirse este
lujo de forma habitual.
- Había cines y teatros pero no estaban
a nuestro alcance porque no teníamos dinero. Más
adelante íbamos al cine que costaba 30 céntimos
y los miércoles era Fémina y eran 30 céntimos
la pareja, la niña no pagaba. Eran películas
muy antiguas, que se cortaban todo el rato, se quemaban y
comíamos pipas y pipas. José Gómez
Sevilla
Inolvidable para nuestros abuelos fue por supuesto
el NO-DO.
- El NO-DO era una especie de noticiario
y salía Franco inaugurando. Francisco González
- Del NO-DO sí me acuerdo, porque
cuando era muchacho, lo primero que te ponían en los
cines cuando ibas era el NO-DO... Salían todas las
noticias que durante la semana, o el mes, pues se habían
producido, tanto en el extranjero como en España, los
actos religiosos, las cosas que sucedían de los mandamases
de entonces, inaugurar pantanos, cosas... En fin, todo lo
que salía en la actualidad. Aniceto Fernández
|