Cabecera de Años de Pobreza
Las migraciones
En la guerra
En el campo
Las cuatro reglas
Me crié con mi abuela
Rondaban a las muchachas
En cualquier país se vivía mejor
Trabajos malos
Siete hijos
Nos hicimos la casa
En tranvía
Ibamos de verbenas

 
Miguel Hernández vídeosGalería de fotos

El campo es el lugar en el que nacen y pasan sus primeros años. Y allí, igualmente, comienzan su actividad laboral. Los abuelos entrevistados desgranan las tareas que, desde muy tempranas edades, realizan, asombrándonos por la gran variedad de las faenas desempeñadas:

- Hacía de todo, segaba, trillaba, araba... de todo, de todo, cuidaba el ganado... Cuando teníamos el tiempo de fruta, yo me montaba en un burro y me mandaban a venderla. Manuela CostosoAbuelo riendo

- Entonces de que yo era pequeño, yo pues iba a escardar, a la aceituna y esas cosas; se cambiaba en el verano a segar; segar, trillar y vender. Esteban Herrera

El trabajo es siempre duro, agotador, inmenso. Las faenas del campo y de la casa se distribuyen entre todos los miembros de la familia, cada uno en su papel, en función de sus posibilidades, para salir adelante:

- Sí, todos, todos, todos... trabajando, cada uno a su cosa. Trinidad Domínguez

 

- Mi padre se iba a un pueblo con mi hermano el mayor, se cogían un azadón... mis hermanas, las dos mayores, estaban sirviendo... elGrupo arando el campo otro hermano y las otras hermanas más pequeñas pues se iban a la estación y allí llenaban los cubos de carbonilla que tiraban del vagón para quemar, y entonces lo cambiaba mi madre por un pan, o por dos kilos de patatas, o un poco de azúcar, o arroz... Josefa Aranda

Teniendo en cuenta las diferencias que impregnaban el mundo del trabajo, los varones se encargan mayoritariamente de las tareas en el campo, fuera de la casa (salvo reparaciones a efectuar dentro de ésta), encargándose las mujeres de las labores domésticas, que generalmente compaginan con la siembra, recolección, cuidado del ganado, venta de productos...

- "Pos" barrer, fregar, y a lavar, y a arrancar los garbanzos, las algarrobas, y al arroyo a lavar, que teníamos que ir con la cesta a cuestas. Marcelina Muñoz

- Mi padre era pastor y mi madre era de casa pero bueno, luego también iba a arar y también cocía el pan cuando tenía o podíamos y echaba a los gorrinos, cuidaba a las vacas... Con una piedra rompían los hielos "pa" podernos lavar la ropa, que no había lavadoras, no había agua en casa. Crescencia SanzMujer con gallinas

Otro elemento en común en las entrevistas es que en ellas se resalta que las necesidades eran tan grandes y constantes que comienzan a trabajar desde muy temprano:

- Allí, la ruta de los cristianos de entonces era al colegio un año, como a mí, y al año sacarlo "pa" que le den dos pesetas y las chicas pues a servir, de niñeras y "to" eso. Antonio López

- Yo empecé a trabajar con ocho años guardando ovejas y vacas. Con nueve años, cuando estalló la guerra, yo estaba de pastor. Alejandro Herranz

Las condiciones laborales son aún más duras si tenemos en cuenta la inexistencia de horarios regulares: el trabajo llena sus días, uno tras otro, sin apenas tiempo para actividades no vinculadas directamente con la faena agrícola-ganadera:

- Los horarios eran de sol a sol. Trinidad Domínguez

- En el pueblo echaba dieciséis horas. Y en el verano se echaban hasta veinte. Esteban Herrera

- Allí no había fiesta ninguna. Los domingos tenías que salir a trabajar y los días de fiesta igual. Miguel Martín

Los salarios obtenidos son siempre bajos, rozando a veces los umbrales de la miseria. Generalmente, eran suficientes como para poder mantenerse, pero nada más. Y en ocasiones ni tan siquiera eso, por lo que había que recurrir a otras posibilidades:

- El salario era para poder malcomer, todo lo bajo posible. Algunas semanas no podíamos coger el pan porque no nos daba el dinero. Gabriela Martín

- No había comida y en la casa que veía abierta entraba y pedía. José Gómez

- En los vagones que había abiertos mi hermano se subía a ver si había alguna cosa para comer, para robarlo, claro, para comer. Josefa Aranda

El panorama es desolador: explotación, cansancio, trabajo por temporadas, organismos mal alimentados. Y la amenaza del hambre, la imposibilidad de mejorar...

-El campo era... era horrible. Manuela Costoso

 
 
 

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Hombre arnado el campo Contribución territorial 1956 Casa de pueblo Grupo paseando Pareja con su carro  
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