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6. LAS ESCRITURAS ROMANAS

Al desarrollarse la literatura romana, surgió la necesidad de contar con una escritura caligráfica libraria. En un principio lo que se dio fue la simple transposición a tinta de los antiguos modelos de escritura de las inscripciones sobre piedra, y particularmente de los que pueden verse en las inscripciones monumentales y commemorativas.

Los códices de pergamino más antiguos conservados datan del siglo IV d.C., y por ellos se sabe que las escrituras fundamentales utilizadas para los libros de época romana fueron: la capital, la uncial y la semiuncial; todas ellas eran mayúsculas.

Es la más antigua. Las letras mayúsculas, altas e iguales, se llaman «capitales» por las mayúsculas de los encabezamientos de los libros o de las iniciales de los capítulos (caput, sing., capita, pl.). Había dos variantes: la capital cuadrada, tan ancha como alta, tomada de las inscripciones monumentales, que se reservó para ediciones lujosas, aunque no se conservan muchos testimonios; y la capital rústica, que también tenía un paralelo epigráfico, y era más estilizada que la cuadrada. 

 En el siglo IV apareció otra forma de mayúscula de carácter lujoso, la uncial, que, según se cree, tuvo su origen en África. Se encuentra en gran número de manuscritos hasta el siglo IX. Consiste en unas grandes letras redondeadas (el significado etimológico del término es «de una pulgada de alto»). A pesar de su aspecto impresionante, tenía graves inconvenientes: era lenta de escribir y su tamaño permitía escribir poco texto en cada página. 

La semiuncial aparece en el siglo VI, y fue utilizada principalmente en los escritos cristianos hasta el siglo X; está constituida por una peculiar mezcla de unciales y de formas minúsculas.

7. LAS ESCRITURAS NACIONALES 

Los siglos VII y VIII fueron una época de encarecimiento de los materiales de escritorio. La conquista árabe de Egipto terminó con el suministro de papiro, y el pergamino se encareció considerablemente. Se necesitaba introducir mayor cantidad de texto, reduciendo la letra; para ello se comenzó a utilizar en los libros un tipo de escritura minúscula creado a partir de la escritura cursiva romana, la que se usaba cotidianamente en las cartas y los documentos. Las letras de menor tamaño permitían escribir más texto sobre una hoja, y con mayor rapidez.

En los centros de cultura, durante el siglo IX se acometió la tarea de pasar los viejos libros en escritura uncial a la nueva minúscula; se piensa que la mayor parte de las obras clásicas derivan de uno o más de los manuscritos transliterados en esta época.

La implantación de la escritura minúscula fue un proceso de experimentación que en cada zona se resolvió de modo diferente, dando lugar a diversos tipos, hasta que finalmente se impuso uno que llegaría a hacerse común: la escritura carolina. Veamos algunas de las llamadas «escrituras nacionales»:

Los ingleses y los irlandeses desarrollaron una forma de minúscula a partir de la semiuncial. Esta escritura fue llevada al continente por los scotti peregrini, los monjes irlandeses que llegaron con Columbano, a los monasterios que fundaron: Corbie, Bobbio, Sankt Gallen, etc.

En el continente se optó por establecer formas caligráficas a partir de la cursiva romana. Una de estas formas fue la escritura visigótica, que floreció en España entre los siglos VIII y XII, y no debió de ser vehículo de transmisión de textos clásicos, a juzgar por los pocos testimonios conservados. Es una fusión entre la nueva cursiva romana y la semiuncial.

La beneventana toma su nombre del antiguo ducado de Benevento, en Italia, donde se desarrolló, principalmente en Monte Cassino. Se usó entre los siglos VIII y XIII, en que fue cediendo ante la carolina para la copia de obras clásicas.

Se trata de una forma de minúscula muy artificiosa de la Galia merovingia, más fluida que las de Italia y España. Estuvo reducida al ámbito cancilleresco, oficial y diplomático, si bien influyó en el desarrollo de lo que sería la minúscula carolina.

8. LA ESCRITURA CAROLINA

El Renacimiento carolingio, con su ambiente de renovación cultural y su necesidad de disponer de libros, se manifestó en la creación de un nuevo tipo de escritura económica y legible, la llamada «minúscula carolina». Su uniformidad y regularidad, sus formas sencillas, redondeadas y separadas, la hacían muy legible, de modo que se difundió rápidamente. En los territorios excluidos del Imperio de Carlomagno, España, Islas Británicas y sur de Italia, penetró más tarde, compitiendo con las escrituras nacionales, pero finalmente se impuso. La minúscula carolina permaneció prácticamente inalterada hasta el siglo XII, y perduró incluso más allá de este siglo, proporcionando a la Europa occidental un tipo común, que está en la base de nuestra escritura minúscula actual. Para las mayúsculas, se siguieron usando las formas unciales, aunque prevalecieron las formas de las antiguas capitales epigráficas romanas

9. LA ESCRITURA GÓTICA

La carolina fue volviéndose cada vez más amanerada, hasta convertirse en un estilo con puntas y ángulos, precursor de la escritura llamada «gótica». En la creación de este nuevo tipo de letra influyó también un cambio en el arte de la escritura: la carolina se ejecutaba con pluma de oca de punta recta, mientras que la gótica sólo se podía obtener con un corte oblicuo en el lado izquierdo de la punta de la pluma. La perfección de la letra gótica llegaría en el siglo XIII, luego disminuyó su elegancia y las letras se hicieron más densas y agudas. A veces resulta difícil distinguirlas; así ocurre con la c y la t y la n y la u. Salvo en Alemania, donde siguió en uso, este tipo de letra perduró hasta el siglo XVI.

10. LAS ABREVIATURAS

Lo mismo que ocurre en las inscripciones o en las monedas, en las escrituras librarias se utilizaban también abreviaturas (notae), y durante la Edad Media se emplearon con profusión. Las abreviaturas podían ser de varios tipos: una sencilla sigla, signos especiales de origen taquigráfico, abreviatura de la desinencia, de alguna letra o sílaba interna, lo que generalmente se indicaba mediante algún tipo de señal, como una rayita horizontal colocada sobre la palabra abreviada, etc. veamos unos ejemplos (pasa el ratón sobre ellos).

ACCVSATIO (s. VIII)

AVCTORITAS (s. VIII)

DATA OPERA (s. VIII)

dicitur (s. VIII)

mihi (s. XII)

magistratum (s. XV)

magnitudine (s. XII)

NON (s. VI)

numero (s. VIII)

natura (s. XII)

enim (s. IX)

nisi (s. XIII)

NEQVE (s. VIII)

NOMINE (s. VIII)

nostrorum (s. XV)

oportet (s. XIV)

omnibus (s. XIII)

per (s. VIII)

posteriorum (s. XV)

populum (s. XI)

 

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