SCRIPTA - Conocer la Literatura Latina

 

ROMANICE   1   2   3   4   5   6 

Leyes fonéticas que rigen la evolución del latín a las lenguas romances. Formación de palabras. Expresiones latinas.

1. EL LATÍN Y LAS LENGUAS ROMANCES

Una lengua muerta es aquella que ha dejado de hablarse y ha desaparecido dejando, a lo sumo, vestigios arqueológicos. El hetita se habló en Anatolia hace varios milenios y hoy se conoce a través de inscripciones; es una lengua muerta. Sin embargo, suele decirse que el latín de la antigua Roma es una lengua «muerta», soslayando el hecho de que nunca dejó de hablarse; se transformó, eso sí, y aún pervive.

Los romanos unificaron mediante su cultura y su lengua los territorios y las gentes de su vasto Imperio. Cuando este Imperio se disgregó políticamente en el siglo V, la lengua latina no desapareció repentinamente, tras haber sido vehículo de entendimiento de países muy distantes durante siglos. Cabe suponer que hubiese variedades dialectales, incluso desde un principio, debidas a múltiples factores (sustrato de lenguas prerromanas, procedencia de los colonizadores, comunicación con la Urbe, proceso de romanización, existencia de escuelas, etc.), pero, a pesar de ellas, había cierto grado de unidad, y ésta se mantuvo todavía durante algún tiempo, sin que las diferencias en la lengua hablada fuesen muy radicales de un país otro.

En torno al siglo VIII, los hablantes (al menos los letrados) de las distintas zonas en que se hablaba latín, comienzan a percibir diferencias sustanciales entre la lengua hablada, o vulgar, y la escrita (más conservadora), la de las obras de los autores antiguos y  los textos religiosos. Efectivamente, algo estaba ocurriendo; las diferencias se habían hecho también más acusadas de un país a otro y estaban dando lugar a la fragmentación linguística de los territorios del antiguo Imperio Romano de Occidente; sin solución de continuidad con el latín estaban gestándose las lenguas romances.

Durante la Edad Media, la diferencia conceptual entre la lengua culta escrita y la lengua vulgar se hace patente cuando a ésta última se la designa con expresiones como «rustica romana lingua» (Concilio de Tours, 813). Del adjetivo romanicus, aplicado a lo que concernía a la Romania (conjunto de países de habla latina), surgió el adverbio romanice, 'en lengua vulgar', 'en romance', lo mismo que latine significaba 'en latín'. El término «romance», referido al castellano, lo hallamos documentado muy tardíamente, en el siglo XIII, en Gonzalo de Berceo (romanz, román paladino).

En todas las lenguas, y en cualquier etapa de su historia, se ha distinguido un uso culto (del que queda constancia en las obras literarias) y un uso vulgar. En el caso del latín, sabemos que la forma de lengua que empleaban los autores cultos, siendo la misma y única, tenía diferencias de léxico, de sintaxis y, probablemente, fonéticas, con respecto a la forma popular, familiar o, simplemente vulgar. En este latín vulgar se encuentra el origen de las lenguas romances que, al fin y al cabo, son continuadoras suyas («las diferentes variedades romances representan, en cierta manera, los dialectos medievales y modernos del latín», dice el estudioso V. Väänänen).

Los filólogos han establecido que los cambios fonéticos se verifican en épocas y condiciones determinadas, y han deducido las leyes que explican los cambios fonéticos que se han producido en el tránsito del latín a cada una de las lenguas romances, hasta tener su forma actual. En la página siguiente se estudian esas leyes fonéticas.

2. LENGUAS ROMANCES ACTUALES

En la Península Ibérica las lenguas romances habladas actualmente son: castellano, catalán, gallego y portugués. El castellano y el portugués se extendieron también al continente americano y a zonas de África y Asia, siendo el castellano la lengua romance de mayor difusión en el mundo, con más de 250 millones de hablantes. En Europa se hablan, además, las siguientes lenguas romances: francés, italiano y rumano. De éstas, también el francés rebasó las fronteras de Europa.

Un verdulero en un relieve de Ostia (s. II)

Detalle de La invasión de los bárbaros, de Ulpiano Checa (1860-1916)

Alcuino de York, grabado del s. XV

La expansión castellano en la Península (Fuente: Historia de la literatura, ed. Orgaz, Madrid 1979, p.114)

Primera página de la Constitución Española, editada por el Senado en 1994

Mapa con las lenguas romances de Europa

Monasterio de Yuso (La Rioja)

Última página del Poema del Mío Cid, Biblioteca Nacional de Madrid

Isidoro de Sevilla opina que existe una lengua común, o mixta, distinta de la lengua antigua testimoniada en la literatura

«Hay quienes han afirmado que la lengua latina presenta cuatro variedades, que son la arcaica, la latina, la romana, y la mixta. La arcaica es la que emplearon los más antiguos habitantes de Italia, en tiempos de Jano y de Saturno, y de origen desconocido, como puede verse en el Canto de los Salios. La latina es la que se habló en el Lacio bajo el reinado de Latino y de los reyes etruscos, y en la que fueron redactadas las Doce Tablas. La romana fue la adoptada por el pueblo romano después de la expulsión de los reyes; y en ella se expresaron poetas como Nevio, Plauto, Ennio o Virgilio, y oradores como Graco, Catón, Cicerón, etc. La mixta es la que irrumpió en Roma una vez que el imperio alcanzó su gran expansión; acompañada ésta de nuevas costumbres y hombres, corrompió el idioma con solecismos y barbarismos.»

Isidoro de Sevilla, Etimologías IX 1, 6-7, trad. J. Oroz Reta/M.A. Marcos Casquero

arena: sabulonem

fervet: bullit

preter: excepto

atram: nigram

frondes: ramos vel folia

pulempta: farina

absinthio: aloxino

gentaculum: primum cibum

quisquilias: paleas

botrum: racemus

Gallia: Frantia

spado: castradus

comesta: manducata

hiems: ibernus

solitudo: heremus

conculcet: concalcet

induti: vestiti

sartago: patella

difert: elongat

lepusculus: lepriscellus

sus: porcus

detegere: discooperire

mares: masculus

tugurium: cavanna

fissura: crepatura

minas: manaces

vespertiliones: calves sorices

flasconem: buticulam

novacula: rasorium

utere: usitare

Glossarium alphabeticum (s. IV-V), M.C. Díaz y Díaz, Antología del latín vulgar, Gredos, Madrid 1985, pp. 110-111

Las lenguas romances tuvieron carta de naturaleza en el momento en que comenzaron a escribirse sobre normas distintas de la latina

«El romance antiguo es un desarrollo cronológico del latín del Imperio Romano, y no es probable a priori que ninguna variedad de lengua pueda permanecer inmutable durante un milenio en una parte de la comunidad, mientras el resto de esa comunidad gradualmente desarrolla la lengua vernácula de manera normal. Todas las lenguas cambian; esto parece ser un hecho empírico. Lo que el estudioso de la lingüística histórica prefiere imaginar en las comunidades románicas es simplemente que a través de los años la lengua hablada se desarrolló de diversas formas en diferentes lugares, sin ningún cantón de resistencia total, hasta que finalmente las diferentes áreas del mundo del romance antiguo evolucionaron sus variedades de habla hasta tal punto que se necesitaron reformas ortográficas.»

R. Wright, Latín tardío y romance temprano, Gredos, Madrid 1989, pp. 9-10

 

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