Los primeros artesanos |
Durante el Neolítico se seguirán fabricando instrumentos y herramientas de piedra, que será ahora pulida o pulimentada. Como materias primas, se seguirán utilizando el sílex y la cuarcita, y aparecerán dos nuevos materiales: la obsidiana y el basalto.
De piedra se fabricará la mayoría de los primeros instrumentos que se utilicen en las tareas agrícolas. Para arar o desbrozar la tierra se emplearán, a modo de azadas, las hachas pulimentadas, enmangadas en un palo de madera; para recoger la cosecha se fabricarán hoces, a base de dientes de sílex engarzados en un cuerpo de madera; y para moler el grano se utilizarán rudimentarios molinos de mano, que constaban de dos piedras: una piedra plana con una concavidad en la parte central, donde se echaba el grano, y otra piedra más pequeña, para friccionar el grano fuertemente contra la otra piedra, hasta producir, primero, el descascarillado del grano, y después, la obtención de la harina.
De piedra van a seguir fabricando las puntas de flecha, en un momento en el que se ha generalizado el uso del arco, los raspadores y los cuchillos. Seguirán utilizando el asta o el hueso para realizar otros instrumentos: agujas para coser, punzones, arpones para pescar y azagayas para la caza.
De madera se debían fabricar cuencos, peines, cucharas, espátulas , lo que ocurre es que tan sólo en las zonas muy húmedas se han conservado restos de este tipo de utensilios.
En el Neolítico surgirán los primeros oficios. Las personas se especializarán en determinadas técnicas y utilizarán determinadas materias primas para fabricar objetos o prendas de uso cotidiano. De esta manera, aparecerán la cerámica, el tejido y la cestería.
La cerámica es una de las innovaciones más destacadas del Neolítico, si bien nos encontraremos sociedades agrícolas y ganaderas que no utilizaban recipientes realizados de este material. Es un material que se conserva con el paso del tiempo y se utiliza para fechar otros restos encontrados en una excavación. Mientras se desconocía la rueda (base del torno del alfarero), la cerámica se modelaba a mano y se decoraba con pinturas e incisiones. Después se cocía en una simple hoguera. Con la cerámica se fabricaban vasijas para guardar, conservar y proteger de los animales los granos y los líquidos, y toda una serie de útiles para cocinar y comer, tales como platos, cuencos, vasos, etc.
Para la elaboración del tejido, utilizaban como materias primas la lana, el lino y el esparto. Primero, con los husos de hueso (que se han encontrado en las excavaciones), hilaban el hilo y después lo tejían en unos telares muy primitivos. De los telares, dada su difícil conservación por su estructura de madera, se han encontrado en las excavaciones las pesas de los mismos, realizadas normalmente en piedra o barro. En ocasiones, por tratarse de yacimientos con unas determinadas condiciones de temperatura y humedad, se han podido conservar hasta la actualidad restos de tejidos.
Al estar realizada con materiales de origen vegetal, se han conservado pocos vestigios de la cestería, técnica que se debió utilizar para fabricar recipientes con los que acarrear y guardar alimentos y utensilios. En otros casos, los cestos o canastos eran utilizados para introducir los cuerpos de los difuntos, a modo de ataúdes.
Aparte de estas actividades artesanas, hay que señalar la aparición
del comercio entre las diferentes regiones. Podemos detectar la práctica
de la actividad comercial al encontrar en determinadas excavaciones instrumentos
realizados con materias primas que no son del lugar, o determinados tipos de
cerámica propios de otras regiones. El control de determinados productos
de interés comercial, como la sal, el betún, el sulfuro o la obsidiana,
proporcionaban riqueza a sus poseedores. Por último, la actividad comercial
hace suponer la existencia de un sistema mínimo de comunicaciones terrestres,
fluviales o marítimas. En este sentido, podemos decir que contribuyó
a lo inicios de la navegación.