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Otro cambio importante fue, al final del Imperio Romano,
la aparición un nuevo formato de libro: el
codex o códice de pergamino.
En realidad se trataba de una disposición diferente
de los textos. Consistía en un cuadernillo formado
por hojas hechas de madera sobre las que se escribía
con algo afilado. Entre las tabletas de madera se intercalaban
hojas de papiro y posteriormente de pergamino. Con el
tiempo fue aumentando la proporción de papiro o
pergamino, hasta que terminaron por confeccionarse casi
exclusivamente de estos materiales. Entonces pasaron a
formar cuadernillos que se cosían unos a otros,
se protegían con dos planchas de madera y se ataban
con correas. Así el códice adoptó
la forma del libro actual, por lo que podemos decir que
fue el antecedente directo de nuestro libro.
El códice garantizaba una duración más
larga porque estaba protegido por la encuadernación,
su almacenamiento era más fácil, lo mismo
que su transporte por ser plano y tener menos volumen,
tenía gran capacidad ya que las hojas podían
escribirse por ambas caras, resultaba más barato
y permitía localizar un pasaje con mayor rapidez
y facilidad.
Al principio fue utilizado como libro de registro y como
libro escolar, pero las ventajas que presentaba hicieron
que pronto se superaran las reticencias que aparecieron
hacia este nuevo formato, siendo preferido rápidamente
por juristas y cristianos. A los primeros les permitió
la compilación del Derecho Romano de forma mucho
más manejable que con el rollo de papiro. Para
el cristianismo, una religión basada en un libro,
la Biblia, al que necesita acudir constantemente, el códice
fue una herramienta extremadamente útil, ya que
permitía reunir una importante cantidad de escritos
y facilitar la localización de textos concretos
que leer a las audiencias. Con la consolidación
del Cristianismo como religión oficial, en el siglo
IV, el uso de la nueva forma del libro se extiende definitivamente.
BIZANCIO
Bizancio, como continuador del Imperio
Romano de Oriente, es la articulación entre el
mundo clásico y la Edad Media. Se caracteriza
por sus libros lujosos, en los que el pergamino se teñía
con púrpura y se hacían letras de plata
y oro. Destacan los libros de viajes y los manuales
de uso práctico.
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