1)
Hacia los siglos XI y XII la economía empieza
a recuperarse, se restablece el comercio y la agricultura
se vuelve más próspera. Todo esto propicia
la existencia de excedente en la producción de
materias y productos, y por eso el trabajo se especializa
y diversifica. Surgen artesanos independientes que se
instalan en las ciudades, las cuales crecen considerablemente.
Aparece una nueva clase social más rica, culta
e independiente, la burguesía.
Los nuevos profesionales necesitan libros para ejercer
sus trabajos (los comerciantes para llevar las cuentas
de sus negocios, los notarios y funcionarios de las
cancillerías para ocuparse de la burocracia,
etc.), el analfabetismo retrocede y se produce un renacimiento
de las letras. Surgen nuevas estructuras y nuevas instituciones
culturales, como las escuelas catedralicias, primer
paso para acabar con la exclusividad de la cultura por
parte de la iglesia, que pronto se transforman en las
primeras universidades (París, Bolonia, Oxford,
Palencia, Salamanca).
Numerosas personas necesitan ahora
los libros para sus estudios y posteriormente para su
trabajo. Es entonces cuando el libro pasa de ser un
depósito de la sabiduría antigua a ser
un instrumento para conocer las nuevas ideas. El contenido
del libro se aleja de la religión para empezar
a preocuparse por otras materias: las ciencias, el derecho,
la literatura... Deja de ser patrimonio de los monasterios
y se desplaza hacia los medios laicos, especialmente
a las universidades, las cortes reales y las mansiones
de las personas más ricas. Se forman excelentes
bibliotecas privadas y reales, y aparece la figura del
bibliólogo. Destaca la figura de Petrarca, que
formó la biblioteca privada más importante
de su época. Las bibliotecas dejan de ser meras
conservadoras de la cultura y los conocimientos clásicos,
y pasan a ser medios de información y de estudios
laicos.
Esto supuso lógicamente un mayor desarrollo del
libro, la lectura y la escritura, y consecuentemente
un aumento considerable de la producción y circulación
de libros. El libro se comercializa de nuevo. A la sombra
de las universidades aparecen los estacionarios, establecimientos
encargados de manera profesional de la copia y distribución
del libro. Los libros además se prestan y se
alquilan.
|
|