2)
Aparece una nueva letra, la gótica, que terminará
imponiéndose a las anteriores. Esta letra es
más clara y legible, supone mayor separación
de las palabras y el uso de signos de puntuación
y abreviaturas que agilizan la lectura. Comienzan a
escribirse textos literarios en las distintas lenguas
vernáculas, con sus nuevos géneros y temas
(libros de caballería, de poesía, de viajes,
de contenido satírico e incluso blasfemo, obviamente
prohibidas por la iglesia, etc). Finalmente la introducción
del papel por parte de los árabes, que instalaron
la primera fábrica de Europa en Játiva
(año 1100), dio un impulso definitivo a la fabricación
del libro. Al principio el papel fue acogido con recelo
y tardó un tiempo en afianzarse, pero al ser
un material mucho más barato y rápido
de fabricar que el pergamino, acabó por sustituir
a éste; su uso se impone definitivamente a partir
del siglo XV con la aparición de la imprenta.
También surgieron escuelas de
ilustradores, como la merovingia, la irlandesa, la visigótica
o la mozárabe, y aparecen los códices
áureos y argentáreos, realizados con letras
de oro y plata respectivamente.
Las bibliotecas árabes conocieron
un auge notable, tanto por la elevada alfabetización
del mundo musulmán de entonces (su cultura, basada
en el Corán, considera como deber del creyente
enseñar a leer y escribir como medio para difundir
la palabra de Dios), como por su conocimiento del papel.
Las bibliotecas más famosas fueron la de Harun-al
Raschid en Bagdad y la de Al-Hakein I en Córdoba.
Además la mayoría de las mezquitas disponían
de una biblioteca y una escuela donde se enseñaba
la lectura del Corán.
La Edad Media se cierra con un nuevo
moviminto intelectual, el Humanismo, iniciado por Petrarca
en el siglo XIV, que se caracteriza por la búsqueda
de lo clásico. El libro medieval comienza su
declive con la invención de la imprenta en el
siglo XV, cuando los libros dejan de copiarse a mano.
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