AXIAL. Un mundo de valores - 2008

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Unidad 2 > Hábitos saludables

Actividad > Novela > Capítulo 2- Las Supremes

Cabecera para la actividad tipo Novela

portada novela "El casting"

Lectura Literaria

El 'Casting' es una novela didáctica compuesta de ocho capítulos.

Lee el capítulo 2 que aquí se presenta y contesta al final a las cuestiones planteadas. Puedes consultar también un glosario relacionado con algunos de los términos que aparecen o acceder al audio completo del capítulo (archivos mp3).




Si deseas realizar la lectura simulando un libro digital accede a la versión flash de la novela.

Capítulo2 > Las Supremes

Aún no había llegado la falda a los tobillos cuando alguien accedió a la estancia dando un portazo.

-¡Ay chica, estoy que me muero!.

-¡Para ya, que me va a dar algo a mí también!.

No cabía duda: eran Cyntia y Jennifer.

Dibujo de dos jóvenes modelo


"Enchufa la parabólica, Mari, que vas a oír algo bueno" -sonrió Luz con el corazón latiéndole a 120.

-Entra en éste.

La que hablaba era Cyntia. Cuarto de ESO D. Ex de Luisma, ex de Toño, ex de Juanjo... Bueno, ahora llevaba ya tres meses con Óscar, el "Hilfiger" del instituto.

"Guapa no -consideraba Luz-, como mucho resultona. Lo que pasa es que con sus estatura, taconcitos, media paleta de Velázquez en la cara, los modelitos que toma prestados de la boutique de su mamá y peluquería semana sí, semana también... Eso por no hablar del hambre que debe pasar la criatura...".

Dibujo de puerta de cuarto de baño con pintadas y anotaciones


-¿Estás bien? -preguntó sonando a preocupada a su inseparable Jennifer.

-No. Tengo los nervios aquí en las tripas. Necesito vomitar.

Luz afinó todo lo que pudo su oído. Entre el suyo y el de ellas había tres o cuatro retretes más.

Oyó cómo levantaban la tapadera de un inodoro, la llegada de la náusea desde lo más profundo del estómago hasta la garganta de Jennifer, todos y cada uno de los consejos que le iba dando su amiga y un estertor final acompañado de un chorrillo de líquido que apenas hizo ruido al caer en el centro del agujero seguido de unas cuantas arcadas vacías mezcladas con toses.

-Tranquila, tranquila; venga, ya está; ya está. Cuidado que te manchas. Apóyate aquí mejor.

Luz, contraída, aguantaba la respiración. Con cuidado acababa de subirse de pie a la taza. "No vaya a ser que les dé por husmear si hay alguien" -pensó mientras expulsaba el aire por tiempos y tomaba despacio otra bocanada.

Faltaba la bisagra de arriba de la puerta que tenía delante. No se había dado cuenta hasta ese momento. Había también un desperfecto en el marco que permitía ver lo que ocurría al otro lado, frente al espejo.

Primero apareció Cyntia, de espaldas, lavándose las manos:

-A ver cuando aprendes a meterte los dedos tú solíta -bromeó con Jennifer.

Ésta, volviéndose hacia su amiga esbozó una tímida sonrisa, alzó una mano para acariciarle la mejilla y habló con voz entrecortada:

-Gracias, tía, qué haría sin ti...

Luz enfocó todo lo que pudo su pupila a través del agujero y se fijó en la cara de Jennifer.

azulejo de adorno


"Desmejorada -enjuició-. Más bien pálida como los azulejos de las paredes -matizó luego para sí y a continuación se hizo una pregunta- ¿Cuánto pesará?

Aquella cara marmórea salida de una gran mata de cabellos castaños recogidos que comenzaba a recibir el chorro de agua brotando del grifo, con ese torso reducido a la mínima expresión, como si fuese el de una bailarina de ballet dos o tres años menor, enfundada en un top sin apenas pecho que lo llenara un poco más... aquellas piernas que salían de una nimia minifalda, que le habían hecho merecedora, quizás también por su nariz apuntada, del mote de "cigüeña"; todo junto, añadiendo los dos brazos cada día más adornados con pulseras en las muñecas para ocultar su extrema delgadez, no debía hacer pasar la aguja en la báscula más allá de los 35 ó 36.

-¿Estás mejor? -volvió a hablar Cyntia, mientras sacaba un paquete de tabaco de una especie de doble fondo de su bandolera de piel imitación.

La que comenzaba a recuperar algo de color asintió con la cabeza.

-¿Pero para qué has comido hoy, tonta? -inquirió la otra con una mezcla de incredulidad y conmiseración- ¿No te dije que a cualquier prueba de este tipo hay que venir con el estómago vacío para estar ágil y sin un gramo de más? ¿No te das cuenta de que las cámaras ya de por sí te engordan tres o cuatro kilos?

Luz continuaba atenta a la escucha procurando evitar el mínimo ruido.

-¿Y qué querías que hiciera, con mi madre, mi padre y mi hermana la mayor delante, diciéndome que si no me comía las lentejas no había ni casting ni calle, ni ?

-Pues haberte metido en el tigre nada más levantarte de la mesa.

Jennifer había pasado de estar lenta en todos sus movimientos a mostrarse inquieta y a desarrollar su psicomotricidad expresarse convulsivamente.

-¿Qué te crees, que en mi casa son tontos y no se huelen nada, con tantas visitas al señor roca cada vez que termino de cenar o de comer? ¿O tantas ganas de hacer pis constantemente?... Y haz el favor de no encender ese cigarrillo, no sea que me dé otra vez.

-No es un cigarrillo, es un peta que me he hecho en casa con lo que nos dio mi prima Susi el otro día.

Se refería al sábado. Habían coincidido con ella en la hamburguesería. Aunque sólo tenía dos años más, al igual que sus amigas, salía con chicos de dieciséis a dieciocho e incluso más.

-Que no, que además nos pueden pillar.

-No seas gili. Aquí dentro, pegadas a la ventana echando el humo fuera... Venga, que te va a sentar bien.

Jennifer negó con la cabeza.

azulejo de adorno


-¿Quieres un trozo de la pirula que nos sobró?

La prima Susi les había regalado dos de las seis pastillas que le había proporcionado a ella el chico con el que estaba empezando a salir, al decirle que estaban celebrando el cumpleaños de Sonia, una de sus mejores amigas.

-¿La tienes ahí?

Cyntia extrajo de una cajita de gominolas el comprimido de color rosa envuelto en papel celofán y se lo tendió a su amiga:

-Toma, la píldora de la felicidad.

Jennifer recordó por un instante los efectos que le había producido al probarla por primera vez: autoestima por las nubes, total seguridad en sí misma, desinhibición, ganas de bailar, de hablar, de estar con un chico... El problema es que esa noche no pudo conciliar el sueño hasta el amanecer y luego el domingo, como su madre le despertó a las diez, estuvo aturdida, inapetente y con mal humor todo el día.

-No, hoy no, que igual me pongo cardiaca y lo echo todo a perder -terminó por decir-. Guárdala para el sábado, cuando vayamos a escuchar música a la buhardilla de "los cafres".

Luz seguía si perder detalle. Por un instante se le pasó por la cabeza que podría haber grabado en video con su 3G toda la secuencia.

"No, yo no soy de esa clase de personas" -concluyó para sí a continuación.

Justo en ese momento sonó el pitido de su móvil anunciando la llegada de un mensaje.

"Tierra, trágame" - fue lo único que pensó antes de que una sensación de pánico se apoderara de todo su ser.

Cyntia y Jennifer se miraron la una a la otra. Sin decirse nada se giraron y dirigieron sus pasos, deprisa, hacia el único excusado con la puerta cerrada.

Cyntia agarró el pomo con fuerza y comprobó que no giraba. Jennifer se agachó para mirar por debajo de la puerta.

-Cámara grabando. Mierda -se volvió hacia su amiga.

-Sal de ahí, fisgona -levantó Cyntia la voz.

Luz posó un pie detrás de otro en el suelo, quitó el pestillo y abrió.

-No estaba fisgando. Estaba haciendo un uso adecuado del servicio y vosotras habéis entrado y montado el numerito.

Fue Cyntia nuevamente la que se adelantó a responder.

-¿Numerito? Numerito el que te vamos a preparar a ti a la salida o en la calle cualquier día de estos como te pases de lista.

Luz, sintiéndose acorralada pero sin perder la calma acertó a decir:

-Tranquilas. Yo voy a mi bola. Vosotras a la vuestra. No busco problemas.

-Pues más te vale mantener la boquita cerrada -le interrumpió Cyntia.

-Venga, déjalo ya -se interpuso Jennifer.

azulejo de adorno


Luz pensó por un momento que era mejor no hablar más. Pero en cuanto las otras dos hubieron terminado de recoger sus cosas y se disponían a marchar intervino:

-En mi boca no entran moscas.

Toma Jennifer -le ofreció a la chica un clinex-. Límpiate ahí, en la pierna, que te has salpicado un poco.

La chica tomó el pañuelo de papel y tuvo para ella una mirada de agradecimiento antes de salir tras los pasos de su amiga.

-Uf, menudo subidón ¿eh Luci? -guiñó la chica un ojo a su reflejo en el espejo mientras apoyaba el bolso en la bancada de los lavabos- ¿Y tú dónde estás, móvil delator?

Encontró el aparato en el mismo apartado en el que lo había colocado unos minutos antes.

No estés con las llaves, que te rayas -lo sacó con cuidado, miró la pantalla, abrió el mensaje de Laura y lo leyó:

Sobremesa con diamantes. Lo siento, no puedo ir. Ahora no quiero hablar. Más adelante ya te contaré.

-Mal rollo -exclamó Luz en voz baja y chascó la lengua-. Otra vez...

Después reflexionó durante unos instantes y decidió que era mejor esperar a que pasara la tarde antes de llamar. Acto seguido guardó el teléfono, volvió a mirarse, pero esta vez con gesto apesadumbrado y regresó al salón.

Glosario

Icono letra A mayúscula

Bancada. Superficie en la que se colocan máquinas o utensilios. Por extensión, basamento en el que se insertan los lavabos e incluso los fregaderos que puede ser de granito, mármol, madera u otros materiales.

Conmiseración. Compasión. Misericordia. Tigre. En lenguaje vulgar significa aseo, servicio, lavabo.

Estertor. Convulsión. Normalmente se utiliza este nombre para hacer referencia a las contracciones que pueden tenerse justo antes de morir.

Inapetente. Sin apetito.

Cuestiones

Icono muñeco con interrogante

1- ¿Qué piensa Luz de Cyntia?

2- ¿Qué aspecto físico tiene Jennifer?

3- ¿Por qué entran las dos en los aseos?

4- ¿Por qué hace Jennifer tantas "visitas al señor Roca cada vez que termina de cenar o de comer?

5- ¿Por qué tendrá ganas de hacer pis constantemente?

6- ¿Qué problema crees que puede tener Laura?

Audio

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