Alfred Sisley (1839-1899)

Quizá Alfred Sisley sea el impresionista más apasionadamente dedicado al paisaje, al que supo dotar de un lirismo no igualado entre sus compañeros. Sisley suele ser considerado como un pintor de segundo orden dentro del Impresionismo, y aunque en vida pasó grandes dificultades económicas y sus obras no eran muy cotizadas, fue mucho mejor considerado después de morir.

Alfred Sisley

Sisley fue hijo de padres ingleses, pero nacido en París. Su padre tenía un próspero negocio de comercio con los estados sureños de los Estados Unidos, y envió a Alfred a Londres entre 1857 y 1861 para que se preparase para continuar con el negocio familiar. Pero el joven Sisley no tenía vocación para los negocios, y sí para el arte. Su padre tuvo la inteligencia necesaria para reconocer el talento artístico del joven Alfred, y le prestó el apoyo necesario para que inicie su formación en 1862 el taller de Gleyre, en París. Allí coincide con Monet y Renoir, con los que compartió sesiones de trabajo al aire libre en las afueras de París.

Por aquel entonces su estilo estaba muy influido por Courbet y Daubigny, llegando a presentar obras al Salon como alumno de Corot. También a finales de la década de los 60 era uno de los habituales de las tertulias del café Guerbois, lo que influyó enormemente para configurar su estilo impresionista.

Cuando llegó la guerra Franco-Prusiana, en 1870, Sisley se vió obligado a emigrar a Londres, como Monet y Pissarro. Allí su amigo Pissarro le presentó al galerista Durand-Ruel, de quien sería uno de los pintores fijos. Tras esta guerra su familia se arruinó, y desde entonces pasaría grandes penurias económicas.

Desde entonces y hasta 1880 Sisley se trasladó a vivir a Marly y Louveciennes localidades cercanas a París, donde pintó preciosos paisajes cargados de poesía.

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