Camille Pissarro (1830-1903)

De entre todos los amigos del grupo que participó en las exposiciones impresionistas, quizá la personalidad más entrañable sea la de Camille Pisarro. Era el mayor del grupo (nació en 1830, 10 años más viejo que Monet), y el único que participó en las ocho exposiciones organizadas por los impresionistas al margen del arte oficial. Cuando surgieron las discrepancias dentro del grupo, Pissarro jugaba el papel de conciliador. Definido por Duret como el «pintor de la naturaleza rústica», Pisarro mostró preferencia por los temas relacionados con la vida natural y rural, casi siempre con campesinos dando un toque de humanidad a sus obras.

En nuestro recorrido por la obra de Pissarro, veremos algunas obras relacionadas con la vida rural, seguiremos con una muestra de una obra con una técnica muy cercana al puntillismo, (o divisionismo característico del Neo-Impresionismo) al que se aproximó de 1885 a 1890 y concluiremos con obras de temática urbana, en las que el artista regresa al Impresionismo de su anterior etapa.

Naturaleza rústica

Camille Pissarro nació en 1830 en la Santo Tomás, una isla caribeña de las Indias Occidentales danesas (en la actualidad pertenece a las Islas Vírgenes, de Estados Unidos). Sus padres le mandaron a estudiar a París a los 11 años de edad, y regresó a su isla de origen a los 17. Muy pronto mostró interés por la pintura: en 1852 decidió que se dedicaría al arte. Después de pasar dos años en Caracas con el pintor danés Melbye, Pissarro regresa a París en 1855, esta vez para quedarse.

Así como su afán de independencia y de libertad le llevó a renunciar a una cómoda existencia burguesa en una idílica isla del Caribe, esa misma búsqueda de libertad y sinceridad consigo mismo le condujo a rechazar los dogmas académicos al uso. Esto contribuye a explicar que en esta etapa inicial de su carrera esté muy influido por los paisajes de Corot y de los maestros de la Escuela de Barbizon.

Lo mismo que Monet, Pissarro estudió en la Academia Suisse, donde también conoció a Cézanne, y a finales de los 60 participaba regularmente en las tertulias del café Guerbois, con Manet, Degas, Renoir, etc.

Castaños en Osny
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Castaños en Osny
Camille Pissarro, c.1873

Castaños en Osny

En su obra Castaños en Osny, Pissarro compone una cálida escenografía en el que unas diminutas figuras humanas realizan tareas agrícolas. Los dos pares castaños de ambos lados enmarcan el paisaje que ha elegido el artista.

Pissarro consigue crear la sensación de profundidad mediante la iluminación. Mientras en el primer plano dominan las sombras, en la lejanía el campo está soleado, y los colores son más claros. En la paleta predominan los tonos cálidos, equilibrados por toque de verde. La ausencia de modulación tonal, es suplida por la habilidad de Pissarro para aplicar los colores puros en rápidas pinceladas.

Helada
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Helada
Camille Pissarro, c.1873

Helada

En esta otra obra de Pissarro, Helada, de 1873, el artista logra transmitir una sensación de gélida placidez con el uso que hace del color para la iluminar el paisaje.

Podemos deducir que la escena se desarrolla a primeras horas de la mañana, porque las sombras todavía son largas, y cruzan el camino que ha de atravesar el campesino. En el cuadro no aparecen los árboles cuya larga sombra vemos, ya que la luz proviene de la esquina inferior derecha del encuadre de sesgo y espaldas al campesino.

Es interesante observar el tratamiento de Pissarro de la luz y la sombra sobre una misma superficie. El artista, en cualquier caso, casi no usa el negro para las sombras, que en la parte más alejada son de un violeta pálido.

 
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