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Siglo XXI


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La gran pregunta que plantea el libro electrónico es sin duda la de si acabará sustituyendo definitivamente al libro tradicional, al libro en soporte papel.

Como todo nuevo avance, tiene detractores y seguidores:
Los primeros se basan en la principal desventaja que tiene el e-book: el usuario necesita una pantalla para poder visualizar su contenido, lo que lo hace poco manejable. Además la impresión, la tinta y el papel son más fáciles de leer y manejar. Por otro lado, el libro en papel está plenamente consolidado en nuestra vida y no será fácil relevarlo a un segundo plano.
Para sus seguidores, el libro digital presenta grandes ventajas, como su capacidad de almacenamiento, sus posibilidades hipertextuales o su inalterabilidad. Hay que añadir además la existencia de Internet, un pozo sin fondo donde se pone a disposición de cualquier usuario todo tipo de información, de cualquier calidad, cantidad y contenido.
También hay expertos que lo consideran simplemente un paso más en la evolución del libro, convencidos de que ambos tipos pueden convivir perfectamente complementándose. El formato digital puede cubrir las necesidades que el papel deja al descubierto, como por ejemplo la rapidez (permite obtener el libro cuando lo necesitemos), el coste (el libro electrónico es más barato) o el ahorro de espacio (podemos tener una gran biblioteca dentro de un CD). Son partidarios de que los soportes electrónicos se especialicen en aquellos contenidos más adecuados para este formato (por ejemplo para las obras de consulta) y reservar el papel para los que no resulten asequibles en formato electrónico.

En la actualidad se está trabajando intensamente para conseguir hardware y software asequible, seguro y fácil de utilizar tanto para los empresarios como para los consumidores. El e-book está ya muy implantado en algunos países, como Estados Unidos, donde está siendo utilizado por muchos profesionales.

Sin embargo, una cosa parece segura: la aceptación de los libros electrónicos no significará el fin de los libros en papel, de momento los pixeles y la celulosa seguirán conviviendo en el mundo editorial.