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El libro del siglo XVIII se caracteriza por:
- Las ilustraciones: se puede hablar del triunfo del
libro ilustrado, se hacen libros casi exclusivamente
formados por ilustraciones donde el texto es secundario.
Se utiliza principalmente el grabado en cobre.
- Sobriedad en las portadas, a veces están sólo
adornadas con una orla o un grabado.
- Adornos rococós y más tarde neoclásicos.
- Formato más pequeño de los libros.
En España, el siglo XVIII supuso
la llegada de la dinastía borbónica y
con ella un mayor contacto con el extranjero y la consiguiente
introducción de las ideas europeas. Disminuye
el poder de la Iglesia y el de la Inquisición
y aparecen las sociedades de amigos y las Academias
(la primera fue la de la Lengua).
Respecto a la producción bibliográfica,
los primeros años son una simple continuidad
del período anterior, pero con Carlos III se
produce una renovación tipográfica y el
renacimiento del libro español, el XVIII está
considerado como la Edad de Oro de la tipografía
española. Carlos III fue el gran benefactor de
la imprenta, promulgó diversas medidas que la
favorecieron considerablemente (abolió la tasa
obligatoria a la que debían venderse los libros,
eliminó la concesión de privilegios de
impresión, eximió del servicio militar
a impresores, fundidores de tipos, etc., concedió
ayudas para el perfeccionamiento profesional en el extranjero
y aplicó distintas medidas económicas
como la rebaja del precio del plomo a los fundidores).
Tambiñen funda la Calcografía Nacional,
donde trabajaron los más importantes grabadores
españoles, y la Imprenta Real adquiere un carácter
totalmente oficial.
Destaca Joaquín
Ibarra, considerado como el mejor impresor español
de todos los tiempos. Fue impresor de Carlos III, de
las Academias Españolas y del Ayuntamiento de
Madrid.
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