2)
El libro mesopotámico:
El libro mesopotámico consistía
en tablillas
de arcilla, sobre las que se escribían signos
cuneiformes.
En Mesopotamia abundaba la arcilla. Este material facilitó
el desarrollo de sus habitantes, les permitió
construir casas a base de ladrillos y adobes, y les
proporcionó un material escriptóreo barato
y duradero.
La arcilla se cortaba en pequeñas planchas que
no solían superar los 40 cm. Se escribía
sobre la arcilla blanda, al principio con una caña
afilada y más tarde con estilete de metal, marfil
o madera a modo de punzón, y luego se dejaba
secar al sol o en un horno. Precisamente porque el instrumento
con el que se escribía tenía forma de
cuña, a esta escritura se la conoce como escritura
cuneiforme.
Pero no se empleó exclusivamente
la arcilla como soporte escriptóreo. Los documentos
valiosos se grababan en piedra o metales preciosos (como
el oro) o resistentes y maleables (como el plomo). También
debieron de usarse (aunque no se ha podido conservar
ningún resto) pieles e incluso papiro, utilizando
tinta para dibujar los signos. Se grabaron textos en
monumentos megalíticos con motivo de conmemoraciones
o simplemente para engrandecer a los soberanos. También
se usaron para dar fe de las normas jurídicas.
El ejemplo más famoso es el "Código
de Hammurabi".
|