2) Las
biliotecas:
Junto con la evolución
del libro se desarrolló también el concepto
de biblioteca.
De entre todas las bibliotecas conocidas de la Antigüedad,
sin duda la mejor y más célebre fue la
Biblioteca
de Alejandría, fundada por los Ptolomeos,
los cuales se habían hecho cargo de Egipto a
la muerte de Alejandro Magno. La Biblioteca de Alejandría
era en realidad un centro de estudios superiores, donde
se dieron cita los sabios más destacados de la
época. Allí se dedicaban al estudio y
a la investigación. La Biblioteca también
estaba destinada a albergar la obras de la literatura
griega, y contaba con traducciones al griego de las
literaturas egipcia, babilónica y otras de la
Antigüedad. Estaba formada por dos colecciones:
una instalada en el templo de Serapis y otra instalada
en el de las Musas. Se cree que pudo llegar a albergar
200.000 volúmenes (rollos).
Existen numerosas leyendas sobre la biblioteca de Alejandría,
pero lo que sí está claro es que en la
realidad sufrió numerosos avatares. Se incendió
parcialmente en el año 47 a.C., cuando el emperador
romano Julio César conquistó la ciudad.
Para compensar este hecho, Marco Antonio regaló
a Cleopatra los fondos de la Biblioteca de Pérgamo.
Tampoco está bien documentada su desaparición,
existen diferentes teorías, los cristianos la
achacan a los árabes y éstos a los cristianos,
parece que desapareció definitivamente en el
año 391 d.C., al ser destruido el templo de Serapis
bajo la dominación de Teodosio.
La Biblioteca de Pérgamo fue fundada en el siglo
II a.C. por Atalo I, aunque su auténtico impulsor
fue Eumenes II. Fue la única biblioteca que rivalizó
con la de Alejandría hasta que fue saqueada por
Marco Antonio y sus fondos trasladados a Alejandría.
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