Desde el comienzo del trabajo, todos
teníamos claro que el resultado no debería
quedar limitado al aula.
Los objetivos alcanzados, los conocimientos
adquiridos deberían ser devueltos, una vez analizados,
a la misma sociedad que nos los había entregado.
Por ello
habíamos realizado la exposición y, sobre
todo, por ello editamos un precioso libro.
Queríamos que toda la experiencia acumulada por
nuestros abuelos y entregada a sus nietos permaneciera
y participara en la tradición de la cultura.
Un libro permanece, es útil, es un recuerdo. Queda constancia para tiempos venideros de un trabajo
realizado bien y con cariño.
Decidimos que la estructura de los capítulos
fuera la misma que en las exposiciones y mantuvimos
aquellos títulos que ya eran señas de
identidad de un proyecto: Nos enseñaron las cuatro
reglas, Rondaban a las muchachas, Nos hicimos la casa
Escogimos aquellas fotos que representaban
mejor el momento y que tenían una mejor resolución.
También aparece una selección de los documentos
más interesantes.
Y como termina la introducción:"Una vez más se demuestra que los centros
públicos de enseñanza desarrollan una
labor de calidad de la que todos podemos sentirnos orgullosos".
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