AXIAL. Un mundo de valores - 2008

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Unidad 8 > Familia

Actividad > Novela > Capítulo 8- Final

Cabecera para la actividad tipo Novela

portada novela "El casting"

Lectura Literaria

El 'Casting' es una novela didáctica compuesta de ocho capítulos.

Lee el capítulo 8 que aquí se presenta y contesta al final a las cuestiones planteadas. Puedes consultar también un glosario relacionado con algunos de los términos que aparecen o acceder al audio completo del capítulo (archivos mp3).




Si deseas realizar la lectura simulando un libro digital accede a la versión flash de la novela.

Capítulo 8 > Final

Frente a Luz, a lo lejos, un nuevo rayo de sol consiguió filtrarse entre las nubes y llegar hasta el mar.

En su reproductor MP3 una canción 3M: "Mmm... maravilloso momento".

Dibujo de pendrive mp3 junto a auriculares


-¿Disculpa, tu fumas?

-Luz se sorprendió al descubrir que quien le pedía tabaco era la directora del casting.

-No, lo siento -respondió mientras se quitaba un auricular-. Tú tampoco deberías, que con la vida que llevas...

Ahora la sorprendida por el consejo-reprimenda era la mujer. Estuvo a punto de espetarle un "oye, que ya soy mayorcita para saber lo que hago, ¿no crees?" Pero se dio cuenta, por cómo la estaba mirando, de que Luz tampoco era ninguna niña a la que hubiera que aleccionar.

-¿Quieres un chicle? -le ofreció la joven buscando el paquete en el bolso.

La directora tardó en reaccionar.

-Toma, que se te ve un poco nerviosa -tendió Luz la mano.

-¿Y en qué me lo notas, chica lista?

-En que no paras de manosear el teléfono, de mover la punta del pie como si estuvieras hinchando una colchoneta, de rascarte el cuello...

La directora frunció el ceño, dio la razón a Luz con la cabeza y volvió a hablar:

-¿Cuántos años tienes?

-Trece. Ese es mi número.

-Como mi hija.

Luz hizo una mueca expresando perplejidad.

-¿Cuántos años tienes tú?

-¿Yo? Taitantos.

Dibujo de dos camisetas (roja con el número trece y otra morada con el tres)


-Pues pareces más joven -sonrió Luz cómplicemente-. No hace falta que te quites.

También sonrió la directora; luego emparejó su mirada a la de la joven para perderla en el horizonte y tras reflexionar unos instantes quiso hacerle una confidencia:

-Si pudiera, sí me quitaría, sí; pero no por las arrugas que dejan, sino porque han sido años vacíos, años en los que he malgastado mi vida y he dejado pasar la oportunidad...

Luz se volvió a mirarla fijamente sin entender lo que estaba diciendo:

-Pero si tú has triunfado; no hay más que verte: guapa, haciendo cine, ganando dinero, de aquí para allá...

La mujer negó con la cabeza mientras seguía mirando a algún punto perdido a lo lejos.

-¿Sabes de quién era la última llamada?

Luz no era capaz de imaginárselo.

-De ella, de mi Mariquilla. ¿Sabes qué quería?

Luz seguía igual, esperando con atención la respuesta.

-Estar conmigo, salir a dar un paseo, charlar... Y yo a tropecientos kilómetros, con la maleta en una habitación de hotel, fría por la noche aunque encienda la calefacción, y encima, con el trabajo sin terminar.

Luz parecía entender la situación.

-¿Sabes qué es lo peor? -continuó la que ahora ejercía de madre-. Que ayer, cuando nos despedimos, no nos hablábamos. Estábamos enfadadas, porque no le permito que se haga un piercing hasta que sea mayor de edad.

-Ya; suele pasar.

-¿Tú también quieres taladrarte el cuerpo?

-No, me refiero a lo de discutir con tu madre o con tu padre porque no te dejan hacer lo que quieres.

Al oír esto Carmen, que así se llamaba la directora, no pudo reprimir su curiosidad y, sentándose al lado de la joven, quiso saber algo:

-Dime una cosa: ¿lo hacéis por llevar la contraria, por provocar, porque de verdad creéis que estáis en vuestro derecho...?

Luz, que no se sintió achicada por la pregunta, respondió con algo de sorna:

-Ya sabes, son las cosas de la edad...

-No, en serio.

azulejo de adorno


La chica se llevó una mano a la nuca en actitud pensativa y volvió a hablar:

-Mira, el problema es que vosotros, los mayores, tenéis vuestro mundo, con vuestras historias, vuestras paranoias... y nosotros tenemos el nuestro. A las mamás os gusta vestir de una manera y a nosotras de otra. Os gusta llevar el pelo así y a nosotras asá. Os ponen los tíos maduritos interesantes y a nosotras los más locatis. Eso por no hablar de música, pelis o lo que nos gusta hacer en el tiempo libre.

-¿Y que solución propones?

Luz giró hacia arriba las palmas de sus manos y con gesto convencido contestó lo siguiente:

-Que nos escuchéis un poco más. Que vais mucho a vuestra bola: "luego te veo", "tengo prisa", "mañana hablamos", "coméntaselo a tu padre"...

-O sea, que es un problema de comunicación.

Luz aseguró con la cabeza.

-Que queréis que hablemos más...

-Sí, que paséis más tiempo a nuestro lado, que nos preguntéis, que nos dejéis explicarnos, que hagáis un esfuerzo por comprendernos...

Carmen asintió:

-Tienes razón. Deberíamos dedicarnos más a todas esas cosas. Pero dime, vosotras, ¿qué estáis dispuestas a dar?

A Luz le hubiera gustado que en ese momento, en lugar de Carmen fuese su madre la que le estuviera preguntando para cerrar rápidamente el trato.

-¿Qué pedís? -inquirió con la intención de mostrarse condescendiente.

Carmen suspiró y como si se supiera de memoria la petición volvió a hablar:

-Simplemente que entendáis que ser padre o madre es algo muy difícil. Una tarea continua de la que ya nunca descansas. Un dudar cada dos por tres si lo estarás haciendo bien o mal.

A luz se le vinieron a la mente algunas de esas veces en que su madre, abatida, terminaba la discusión diciéndole algo así como "hija, sólo quiero lo mejor para ti, pero ya no sé si..." y rompía a llorar.

La mujer añadió algo más:

El mundo en el que vivimos se ha vuelto bastante complicado. Puedes hacer muchas cosas: trabajar en esto o en lo otro, apuntarte a un gimnasio o a un curso de cocina, estar con gente o sola; también puedes pensar de muchas maneras; tienes que tomar muchas decisiones... y a veces todo pasa muy rápido y se cometen fallos.

-Por eso es bueno echar el freno de vez en cuando y ponerse a hablar.

Carmen vio por un instante reflejada en Luz a su hija.

-Como estamos haciendo tú y yo ahora.

Luz le cogió una mano.

azulejo de adorno


-¿Sabes? -confesó entonces su acompañante- con esta conversación has hecho que por primera vez en muchos días me sienta realmente bien con alguien.

-Y todo te va a ir estupendamente de ahora en adelante -se atrevió a augurarle Luz-. Bueno, lo del casting lo tienes un poco más chunguillo...

Las dos juntaron hombro con hombro sonriendo. Después, como si acabara de tener una intuición importante de repente, Carmen se volvió hacia la joven:

-¿Tú crees?

Carmen le miró fijamente a los ojos:

-¿Cómo es tu nombre, prenda?

-Luz, Luz Cámara.

A la mujer se le iluminó el semblante:

-Es el nombre perfecto para mi nueva actriz.

Glosario

Icono letra A mayúscula

Achicada. Empequeñecida, menguada, venida a menos.

Augurarle. Pronosticarle, vaticinarle.

Frunció el ceño. Hizo un gesto o una mueca (dejando caer el sobrecejo o arrugando la frente) que puede expresar distintas cosas pero, normalmente, enfado, desconfianza, preocupación...

Sorna. Ironía, burla.

Cuestiones

Icono muñeco con interrogante

1- ¿Cuántos años crees que tiene la directora del casting?

2- ¿Para qué le ha llamado su hija por teléfono?

3- ¿Cuál es, según Lucía, la causa principal de las deficientes relaciones entre padres e hijos?

4- ¿Cuál es la solución que propone?

5- ¿Qué le parece esta solución a Carmen?

Audio

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