A finales del siglo XVI reinó Felipe II, y ya durante su reinado comenzó el ocaso del imperio español que se acentuó en el XVII por la indolencia e ineptitud de los sucesores: Felipe III, Felipe IV y Carlos II. Estos reyes quienes dejaron el gobierno en manos de gentes poco escrupulosas, las cuales hundieron la economía del país (descuidaron la agricultura, el comercio exterior y la industria) provocando el descontento y las sublevaciones. Es la decadencia española y el comienzo de la supremacía francesa.

En el siglo XVII hubo dos modos de vida totalmente opuestos: el lujo y boato de la nobleza y la miseria de multitud de pícaros y pordioseros; además, al lado de una auténtica religiosidad, abundan el cinismo y la falsedad.

Ideológicamente destacan tres aspectos:

1. Religioso: Disminuyó el número de escritores religiosos con respecto al siglo anterior. Los temas se secularizaron.

2. Desengaño: Como consecuencia de la situación sociopolítica es decadente y son temas frecuentes en la literatura del siglo XVII el de la muerte y las ruinas. La vida se consideraba un "sueño" engañoso.

3. Exageración: Manifestada en un desmedido afán por aparentar en todos los aspectos de la vida con el uso de adornos y estilos muy recargados.

Literariamente, a lo largo del siglo XVII se desarrolló en España el Barroco en el que coexistieron dos tendencias a veces contrapuestas y a veces complementarias: el conceptismo y el culteranismo.