Entre
la enorme riqueza y las muchas lecturas de esta obra (que ni podemos
ni nos proponemos abordar aquí), tenemos la que nos sirve
de "excusa" para relacionarla con nuestro trabajo sobre
las percepciones visuales y recomendarla encarecidamente.
En el libro de la sala anterior hay una historia oriental en la
que pudo inspirarse Calderón: la princesa se encapricha de
un esclavo y manda a sus servidores que le administren una droga
y le lleven dormido a su presencia. Cuando éste despierta
disfruta de todos placeres que podría soñar, pero
igual que ha sido traído es devuelto a su morada, donde lo
vivido convertido en relato resulta increíble, la realidad
se confunde con la ficción y la cordura con la locura.
Este
es el problema que nos interesa: la dificultad para establecer una
frontera entre lo percibido y lo imaginado, la sospecha sobre la
fiabilidad de la percepción visual, la falta de un criterio
certero -como cuestionara Descartes- sobre la autenticidad de la
realidad sensible.
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"La
vida es sueño", de Calderón de la Barca, tiene
algunos momentos sublimes donde el autor juega con el tema de la visión
y nos asoma a sus paradojas, como estos que transcribimos aquí: |
ROSAURA
¡Quién ha visto sucesos tan extraños!
Mas si la vista no padece engaños
que hace la fantasía,
a la medrosa luz que aún tiene el día
me parece que veo un edificio.
CLARÍN
O miente mi deseo, o termino las señas.
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El
texto está tomado de la biblioteca virtual Miguel de Cervantes:
La
vida es sueño
donde
tenéis la obra completa (colección Austral, edición
de Evangelina Rodríguez Cuadros)
También
encontraréis mucha información sobre el autor, la
obra y el contexto literario, cultural e histórico, otras
creaciones suyas, pinacoteca, enlaces,...
El
autor y su obra
Ficha
del autor
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SEGISMUNDO
Con cada vez que te veo
nueva admiración me das,
y cuando te miro más
aun más mirarte deseo.
Ojos hidrópicos creo
que mis ojos deben ser;
pues cuando es muerte el beber,
beben más, y desta suerte,
viendo que el ver me da muerte,
estoy muriendo por ver.
Pero véate yo y muera;
que no sé, rendido ya,
si el verte muerte me da,
el no verte qué me diera.
Fuera, más que muerte fiera,
ira, rabia y dolor fuerte;
fuera muerte; desta suerte
su rigor he ponderado,
pues dar vida a un desdichado
es dar a un dichoso muerte.
ROSAURA
Con asombro de mirarte,
con admiración de oírte,
ni sé qué pueda decirte,
ni qué pueda preguntarte.
Sólo diré que a esta parte
hoy el cielo me ha guiado
para haberme consolado,
si consuelo puede ser,
del que es desdichado,
ver a otro que es más desdichado.
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