Stemma
codicum. Representación
de un stemma ideal. Se
trata de un esquema trifido (con tres ramas principales). Los
testimonios conservados se represesentan mediante letras latinas, y los
conjeturados, mediante griegas. En lo alto se sitúa el arquetipo,
un manuscrito perdido del que descienden los demás. Puede suponerse que este
arquetipo w
representa un manuscrito transliterado a minúscula en el siglo IX a
partir de un modelo en uncial. E representa un testimonio
fragmentario. Los
principios críticos que sigue el editor ante un stemma así, son éstos:
1. Si B es copia de A, puede ser eliminado.
2. El texto de g
puede deducirse de las coincidencias de C y D,
o de uno de ellos con A o a.
3. El texto de b
puede deducirse de las coincidencias de A C D, o de dos de
ellos frente al tercero, o de la coincidencia de A o g
con a.
4. El texto de a
puede deducirse de las coincidencias de X Y Z, o de
dos de ellos frente al tercero o, si los tres difieren, de la
coincidencia de uno de ellos con b.
5. Si se reconstruye el texto de los hiparquetipos
a y b,
las lecturas individuales de los testimonios conservados pueden ser
eliminadas.
6. Las lecturas coincidentes de a y
b
representan el texto del arquetipo w.
Si discrepan, uno de los dos puede
representar el texto de w,
y el editor debe decidir aplicando su juicio.
7. En caso de discrepancia entre a y
b,
si existe un tercer testimonio independiente, como en este caso (E),
puede actuar el principio de dos contra uno. En
el desarrollo de esta página nos basamos parcialmente en L.D.
Reynolds-N.G. Wilson, Copistas y filólogos, Gredos, Madrid 1986,
pp. 274-275.
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