Llorad vosotros, Venus y Cupidos... (Poesías III) |
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¡Llorad vosotros, Venus y Cupidos, y todos los hombres sensibles! Ha muerto el pajarito de mi
amada, el pajarito, delicia de mi amada,
a quien quería más que a sus
propios ojos: era dulce como la miel, conocía
a su dueña como una hija a su madre y no se separaba de su regazo, sino que, saltando de aquí para
allá, solamente a su dueña piaba. Ahora va por un camino tenebroso hacia un lugar de donde nadie
regresa. ¡Enhoramala vosotras, malditas
tinieblas del Orco, que devoráis todas las
cosas bellas: me habéis robado a mi bello
pajarito! ¡Qué desgracia, que ahora por
tu culpa, pobre pajarito, los ojos de mi
amada están rojos e hinchados de
llorar. (Trad. de A. Ramírez de Verger) |
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