HORACIO

VIDA Y OBRA

1. VIDA

Quinto Horacio Flaco (65-8 a.C.), nacido en Venusia, en el sur de Italia, era hijo de un liberto que hizo todo lo que pudo para que tuviera una buena educación: lo llevó a Roma, a la escuela del gramático Orbilio. En Roma estudió hasta los veinte años, y luego marchó a Atenas para estudiar filosofía (se inclinó hacia el epicureísmo). Tomó parte como tribuno militar en la batalla de Filipos del lado de los asesinos de César, Bruto y Casio. Tras la derrota de éstos, Horacio vio confiscadas por el triunvirato las propiedades de su padre y hubo de regresar a Roma para tratar de ganarse la vida como archivero. En Roma, trabó amistad con Virgilio, quien lo introdujo en el círculo de Mecenas, y a través de éste pudo conocer a Augusto. Con todo, siempre fue un celoso defensor de su libertad personal.

2. OBRA

La poesía de Horacio alcanza una extraordinaria maestría porque, educado en el arte griego, concibe cada poema como una estructura arquitectónica: cada verso se presenta como un elemento independiente perfectamente ensamblado con el siguiente.

Horacio vaticina su fama venidera y quiere que su poesía sirva de canon; por ello, a diferencia de Catulo, en sus composiciones predomina lo formal sobre lo subjetivo. La melancolía, el escepticismo, el disfrute del momento presente (carpe diem), pero acomodándose a una vida apartada y contentándose con poco (aurea mediocritas) se insertan en los poemas de Horacio en forma de situaciones y reflexiones teñidas de epicureísmo.

  • Sátira

Horacio admiraba el espíritu mordaz de Lucilio, pero le critica su estilo rudo y descuidado. Escribió dos libros de sátiras, Sermones, en hexámetros dactílicos. Aunque se presenta como renovador de Lucilio, en Horacio la crítica social y política cede ante los temas filosóficos. Su moral es la del justo medio; bajo esta perspectiva, Horacio critica todos los defectos humanos, pero aprovecha para dar lecciones de moderación, de vida sencilla, de búsqueda de la felicidad y del placer, siempre sometido a las reglas de la razón.

El mismo espíritu impregna la mayoría de sus Epodos, que Horacio denominaba Iambi por la forma métrica utilizada, influidos por el carácter violento y agresivo de los poetas yambógrafos griegos Arquíloco e Hiponacte. Horacio abomina tanto de las guerras civiles como de personas de la vida pública o privada contra las que lanza sus invectivas. Cabe decir que también hay entre los Epodos composiciones que preludian el espíritu lírico de las Odas, se trata de aquellas que van dirigidos a sus amigos, en los que la amistad brilla como un sentimiento al que Horacio abre su corazon de modo sincero.

  • Epístolas

Horacio scribió 23 cartas poéticas, compuestas en hexámetros y recogidas en los dos libros de sus Epistulae. En el primer libro predominan las cartas de temas filosóficos y morales. Las cartas del segundo libro están consagradas a la teoría literaria, destacando la Epistula ad Pisones (Epístola a los Pisones), dedicada a los hijos de su amigo Pisón, carta que se conoce particularmente con el título de Ars poetica; en ella propugna una imitación sin servilismos del arte de los griegos.    

  • Lírica

Las Odas

La parte más propiamente lírica de la obra de Horacio está constituida por los cuatro libros de Odas, que Horacio llamó Carmina. Abarcan gran variedad de temas y de tonos, y poseen una extraordinaria perfección formal. Se inspira principalmente en los líricos monódicos arcaicos, Alceo y Safo, también en la lírica coral de Píndaro o Simónides, a los que sobrepasa en algunas de sus odas. De estos líricos arcaicos griegos Horacio toma, además, las combinaciones estróficas.

En cuanto a los temas de las Odas, encontramos reflexiones filosóficas en las que transmite su ideal de vida epicúrea, temas patrióticos, escenas mitológicas, dedicatorias, actualidad política, acontecimientos públicos o privados, banquetes, victorias, la amistad y el amor, pero no sentido, sino academicista. 

El Carmen Saeculare

Se trata de una «oda nacional» compuesta por Horacio en el 17 a.C., a instancias de Augusto, para ser cantada en la celebración de los Ludi Saeculares. Es un himno coral que debía ser cantado en honor de los dioses, y particularmente de Apolo, el protector de Augusto.