El primer mapa del sistema solar

Copérnico, a principios del siglo XVI, fue el primero que tuvo una idea clara de las dimensiones relativas de las órbitas de los planetas. Su idea de las formas de las órbitas, sus posiciones e inclinaciones en el espacio, y las velocidades y posiciones de los planetas era casi idéntica a la que hemos visto en el mapa anterior. La única diferencia importante es que de entonces acá se han añadido al mapa muchos planetas que Copérnico no podía ver, por no haberse descubierto entonces el telescopio: Urano, Neptuno, Plutón, y varios miles de asteroides.

En el libro de Copérnico, "de Revolutionibus Orbium Coelestium" ("los giros de las esferas del cielo", publicado en Nuremberg en 1543), no aparece ningún diagrama a escala de las órbitas. Esto no deja de ser curioso, porque Copérnico (según cuenta en el prólogo del libro) se daba perfecta cuenta de cual era la importancia de la obra de su vida: había  averiguado las proporciones exactas entre las órbitas de los diferentes planetas, y, con eso, las imágenes fragmentadas de los diferentes movimientos planetarios pasaban a formar parte de una imagen única, un "sistema solar" que decimos nosotros, en la cual no se podía alterar ninguna de las partes sin desbaratar la idea de conjunto. Curiosamente, el primer dibujo de las órbitas a escala no apareció hasta la publicación del "Mysterium Cosmographicum" de Kepler (Tübingen, 1596).

Pero sí que aparece en el "de Revolutionibus", en cambio, un mapa que no está a escala. Es un diagrama en forma de cebolla parecido a los que aparecen en los libros de astronomía anteriores, sólo que, en los diagramas antiguos, la tierra estaba en el centro, y los demás planetas y el sol se movían cada uno dentro de una capa de la cebolla (llamada "orbe"; esta palabra designaba el espacio situado entre dos superficies esféricas concéntricas). Como las letras de esta copia del dibujo se leen mal, daré aquí una traducción. Dicen, de fuera adentro: