OVIDIO

Militia amoris (Amores, I 9)

Es soldado todo amante y Cupido tiene su campamento propio; Ático, créeme, es soldado todo amante. La edad idónea para la guerra, conviene también al amor. Cosa inútil es un soldado viejo, cosa inútil es el amor de un viejo. Los años que reclaman los generales en un soldado valiente, ésos mismos los reclama una joven bonita en el hombre que la acompaña. Ambos están de guardia la noche entera; en el suelo se acuestan uno y otro: uno vigila la puerta de su dueña, otro la de su general. El oficio de soldado es un largo camino; pon en marcha a la joven, y su amante estará pronto para seguirla sin fin. Arremeterá contra los montes que se le pongan por delante, y contra los ríos crecidos por el aguacero; pisará él por encima de montones de nieve; y si tiene que cruzar el mar, no pondrá como pretexto para no hacerlo los Euros huracanados, ni buscará para surcar las aguas las constelaciones propicias. ¿Quién, a no ser un soldado o un amante, es capaz de soportar el frío de la noche, y la nieve mezclada con lluvia copiosa? Uno es enviado como espía a los odiosos enemigos, el otro tiene los ojos puestos en su rival, como si de un enemigo se tratase. Uno asedia ciudades poderosas, otro el umbral de su amiga altanera; uno rompe las puertas de una ciudad, como el otro las puertas de una casa.

Muchas veces fue provechoso atacar a los enemigos cuando estaban durmiendo y degollar con mano armada a la tropa inerme: así sucumbieron los fieros escuadrones de Reso el tracio y así vosotros, caballos, abandonasteis a vuestro dueño, al ser capturados. Los amantes, como es lógico, aprovechan el sueño de los maridos y mueven sus armas contra los dormidos enemigos. Pasar por medio del grupo de centinelas y de la muchedumbre de vigilantes, tal es labor del soldado y del mísero que siempre ama. Marte es dudoso y no es segura Venus: los vencidos tornan a alzarse, y aquéllos de los que negarías que pudieran alguna vez abatirse, caen. Así pues, cualquiera que fuese el que llamaba pereza al amor, cállese; el amor es propio de un espíritu activo. Se abrasa Aquiles, entristecido, por Briseida, que le ha sido arrebatada; ahora que podéis, troyanos, quebrantad las fuerzas argivas. Héctor iba de los abrazos de Andrómaca al combate y era su mujer quien le ponía el casco en la cabeza. La flor y nata de los generales, el Atrida, dícese que quedó pasmado cuando vio a la hija de Príamo con los cabellos sueltos como una Ménade. Marte también, sorprendido, experimentó las cadenas del artesano: ninguna otra historia fue más famosa en el cielo. Yo mismo era indolente y nacido para el reposo tranquilo; el lecho y la sombra habían ablandado mi carácter, pero la preocupación por una hermosa muchacha estimuló mi ociosidad y me ordenó ganar la soldada sirviendo en su campamento. Desde entonces, me ves ágil y llevando a cabo guerras nocturnas. El que no quiera volverse perezoso, ¡que se enamore!

(Trad. Vicente Cristóbal López)

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Comprensión del texto

1. Enumera algunas de las razones por las que Ovidio considera que «es soldado todo amante».

2. ¿Qué personajes legendarios aparecen citados en el texto?

3. ¿Qué recomendación final hace el poeta?

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