Los músicos en el reinado de los Reyes Católicos

 

Comprende este periodo la segunda mitad del siglo XV, muy prolífico en cuanto a lo músical en toda Europa, incluida España. Aquí se conocía la obra de compositores contemporaneos neerlandeses (Jacob Obrecht, Alexander Agricola), franceses (Josquin des Pres, Johannes Mouton, Loyset Compere) o Franco -flamencos (Heinrich Isaak, Antoine Brumel) recogida abundantemente en el Cancionero de Segovia, incomparable antología de música franco-flamenca. Entre los españoles cabe reseñar los siguientes.

Juan de Anchieta

Vasco de nacimiento, se ignora la fecha de nacimiento anunque no la de su muerte (1523), fue capellan y cantor de los Reyes Católicos, canónigo en Granada, rector de la iglesia parroquial de Azpeitia, donde nació, abad en León y maestro de capilla del infante don Juan.
Entre su obra conocida se encuentran cuatro canciones profanas en castellano, recogidas todas ellas en el Cancionero de Palacio: Con amores la mi madre, Dos ánades madre, Doncella madre de Dios, En memoria d'Alixandre.
Del mismo autor se han conservado las siguientes piezas litúrgicas en latin, dos misas, dos magnificat, un himno, un responsorio y una antífona mariana. También tenemos 4 motetes, un magnificat, un responsorio y una antífona mariana.
Su estilo es esencialment homófono, aunque salpicado de detalles contrapuntísticos y de algun que otro apunte imitativo, bicinia, silencios de las cuatro voces (anticipo del sello Tomas Luis de Victoria), uso del fabordón...

Dos ánades, madre, Astree


Francisco Peñalosa

Parece que nació en Talavera de la Reina en el probable año de 1470. Formó parte de la capilla de Fernando el Católico, como capellán y cantor, teniendo compañero a Anchieta. Fue sacerdote, preceptor del infante Fernando, canónigo de la catedral de Sevilla, luego estuvo al servicio del papa Leon X, y por último arcediano en Carmona, donde muere en 1528.
Fue según diversas fuentes contemporaneas el compositor más prolífico de su época. Conocemos de él seis misas, treinta motetes, tres lamentaciones, seis magnificat, cuatro himnos, once canciones castellanas, recopiladas en el Cancionero de Palacio.

Por las sierras de Madrid, Astree


Pedro de Escobar

Se ignoran fecha y lugar de nacimiento y muerte. Incluso hay quien piensa que fuera portugués , en cualquier caso de su producción nos han llegado 25 obras litúrgicas, entre ellas una misa Pro defunctis (de las primeras compuestas en España), motetes e himnos.
Entre sus canciones castellanas recogidas en el Cancionero de Palacio, caben destacar Virgen Bendita sin par, Quedaos, adios (incorporada con otros texto al Misterio de Elche).
Su estilo es de sencillo contrapunto, sólida técnica e interés expresivo.


Alonso Perez de Alba

De él se conocen una veintena de piezas litúrgicas, entre las que caben destacar cinco motetes, una misa y seis himnos.
En cuanto a su repertorio profano solo le es atribuible con seguridad una pieza del Cancionero de Palacio, la llamada No me lo digais madre, a tres voces. Aunque Samuel Rubio cree que todas las que figuran con el nombre genérico de Alonso en la misma fuente manuscrita pertenecen a nuestro autor, con lo que en total sumarían 11.

Por si así fuera, y al no haber encontrado ninguna versión de No me lo digais madre, os propongo escuchar este fragmento de La Tricotea, que aparece en el cancionero de Palacio, precisamente bajo el nombre de Alonso.

La tricotea, Astree


Juan del Encina

Más conocido por su aportación al mundo de la literatura, como poeta y como dramaturgo, es igualmente genial en su faceta de músico. No se conocía en toda Europa persona donde la simbiosis entre poesía y música fuera tan perfecta, desde Machaut.
Nació en Salamanca en 1468, hijo de zapatero pero no remendón, ya que procuró estudios a todos sus hijos. Juan se licenció en derecho en la Universidad de su ciudad natal e hizo las órdenes menores, pero no parece que tuviera prisa por ordenarse sacerdote. Tal vez por ello no duró mucho en su primer trabajo como capellán de coro de la catedral de Salamanca, lo cual en realidad fue una suerte para la lírica española.
Encontró trabajo en el palacio de la familia Alba, en Alba de Tormes, donde se ocupó de la organización y dirección de los espectáculos dramáticos y de las audiciones musicales para los duques y su corte. De esa época datan la mayoría de sus canciones, villancicos y romances, así como sus entremeses y autos sacramentales por los que es hoy en día conocido, por eso digo que fue una suerte que lo cesaran como capellan en Salamanca, aunque ¿quien sabe cuán magnificas hubieran sido los himnos que no compuso, las misas, los motetes?.
Luego lo encontramos en Roma, donde el papa Alejandro VI, español, lo recibe con grandes halagos y le concede algunas prebendas y beneficios eclesiásticos, para él y su familia. En 1519 se ordena finalmente sacerdote, después de sufrir una crisis espiritual, que le hace renegar de su pasada vida cortesana, estableciéndose como Prior de la catedral de León, donde tardará 11 años en hallarlo la muerte. Fallece por tanto en 1530.
Su producción siendo mayoritariamente profana, comprende sesenta y una canciones (música y texto), entre las que cultivó las tres formas menores de la época, romance, villancico y canción. Algunos de sus más bellos villancicos son de temática religiosa, entre ellos ¿A quien debo yo llamar?. Algunos tienen fuerte sabor popular, es el caso de Hoy comamos y bebamos, del que puedes escuchar un fragmento; otros son de temática más elevada, como ejemplo Soy contento y vos servida o Pues que jamás olvidaros, que podeis escuchar en versión MP3 o Midi , todas sin embargo guardan una impronta común, un sello de fabrica que tiene la sencillez como divisa, un perfecto acoplamiento de la frase literaria a la musical, que casi siempre finaliza con un melisma... Por lo que respecta al aspecto vertical de sus canciones es de destacar la ausencia casi total de complicaciones contrapuntísticas, siendo su textura buscadamente homófona, en beneficio sin duda de la claridad del mensaje poético.

Hoy comamos y bebamos, Astree

Pues que jamás olvidaros

Pues que jamás olvidaros, Astree


Francisco de la Torre

Era oriúndo de Sevilla, en cuya catedral ejercio como maestro de coro desde 1503. También fue cantor de Fernando de Aragón, en cuyo puesto pudo haber compuesto algunas de las 18 piezas que se reparten entre el cancionero de Palacio, entre las que se encuentra la virtuosística danza instrumental conocida como la Alta, o en el de Segovia donde hallamos la no menos hermosa canción profanaJusta fue mi perdición, o en el de la Colombina donde se conserva la pieza titulada Dime triste coraçon, cuyo bajo procede de la clásica folía. En el manuscrito de Tarazona y en el de Toledo se conservan tres responsorios de la liturgia esequial, lo que le situa entre los primeros músicos españoles que componen sobre textos de oficio de difuntos.

Danza Alta, Astree

Dime triste coraçón, Astree

Justa fue mi perdiçión


Juan de Triana

Representa uno de los autores más alejados de la simplificación de Encina, de la Torre o Escobar. Sus 17 canciones castellanas, conservadas todas ellas en el Cancionero de la Colombina, más tres piezas litúrgicas están formadas por melodías abundantemente melismáticas, notas "cambiata", y cadencias de Landini. Es de destacar su canción ¿Querer vieja yo?, con un texto diferente para cada una de sus tres voces.

¿Querer vieja yo?, Astree


Francisco Millán

Es el autor mejor representado en el cancionero de Palacio después de Juan del Encina, con 23 obras, villancicos la mayoría con excepción de dos romances.
Es un compositor que gusta de la imitación y del contrapunto floreado, tanto que en algunas ocasiones escribe pasajes de verdadero virtuosismo para las voces acompañantes, que además carecen de texto, por lo que es muy probable que fueran concebidas para ser tañídas por algún instrumento, mejor que cantadas. Esto ocurre en los romances Durandarte, Durandarte y Los braços trayo cansados, y tambien de algún modo en la pieza que sirve de ilustración musical, Mios fueron mi coraçon, que aparece en el Cancionero de Palacio.
En otras utilizar un estilo más homofónico y silábico, como sucede con los villancicos Qué dolor más me doliera y Es de tal metal mi mal, ambas a tres voces.

Mios fueron mi coraçon, Astree


Otros autores reseñables de este periodo son Lope de Baena, Juan Ponce, Alonso de Mondejar y un tal Gabriel, que Barbieri hace coincidir con Gabriel Mena, cantor de la capilla de Fernando.