El trabajo del arqueólogo

Los arqueólogos, junto con los historiadores, son los encargados de investigar el pasado del ser humano. Los arqueólogos analizan principalmente los restos materiales de la vida cotidiana (cerámicas, herramientas, enterramientos, armas, etc.) y, por ello, son los encargados de investigar sobre todo la Prehistoria (que carece de documentos escritos) y las Edades Antigua y Media (etapas ya propiamente históricas, con documentos escritos).

Si quieres ser un/a buen/a arqueólogo/a, deberás saber que estos investigadores realizan su trabajo de una forma compleja, sistemática, lenta y minuciosa. Como ves, esta idea resulta bastante distinta de la que nos puede ofrecer el cine, a través de, por ejemplo, la figura del aventurero y arqueólogo Indiana Jones. Sí es cierto que se puede viajar mucho y conocer muchos lugares y culturas diferentes a la de uno mismo y, así, un día puedes estar en un campamento de beduinos y al día siguiente en un laboratorio. Sin embargo, es un trabajo que requiere planificación y método; no se pueden dejar todas las tareas a la aventura o a la improvisación.

El trabajo de los arqueólogos se parece más al trabajo de los detectives que cuando llegan al lugar de los hechos todo ha terminado. A partir de pistas y deducciones deben reconstruir los acontecimientos que se produjeron y encontrar explicaciones lógicas que permitan comprender lo ocurrido. Utilizan pistas y deducciones para descubrir la verdad de los hechos. Los arqueólogos han de interrogar a todos los testigos, observar con detenimiento el escenario de los hechos, investigar los antecedentes de los sospechosos, estudiar los resultados de los análisis de los laboratorios y pensar para encajar todas las piezas. Finalmente han de redactar el informe del caso.

Los restos del pasado que busca el arqueólogo son las fuentes ("las pistas, los testigos, los sospechosos") de investigación: las pruebas materiales que me aportan la información sobre el pasado. El lugar donde se encuentran estos restos materiales es el yacimiento ("el escenario de los hechos"), y podemos decir que es el lugar propio de trabajo del arqueólogo. El arqueólogo investiga según un método, que es el camino adecuado para llegar al conocimiento del pasado. Las fases del método de investigación del arqueólogo son:

 

1ª Fase: La exploración del yacimiento.


Lo primero que se pregunta a todo arqueólogo después de un hallazgo es: ¿Cómo supo donde tenía que cavar?. La fase de exploración es la fase de búsqueda del yacimiento: "el escenario de los hechos". La mayoría de los yacimientos arqueólogicos se encuentran enterrados bajo nuestros campos y ciudades. Muchos yacimientos se han encontrado de forma fortuita: un perro o un niño que entran en una gruta, las obras de construcción de una carretera, una vivienda o un ferrocarril (es el caso del yacimiento de Atapuerca, sierra de Burgos), o al arar la tierra de labranza. Aunque el azar haya podido ocupar un papel interesante en muchos casos, la experiencia, intuición y preparación del arqueólogo es fundamental, y sin ellas, poco o nada se podría conseguir. Por ello, otros hallazgos son fruto de una búsqueda sistemática en un territorio del que se piensa que estuvo poblado en la antigüedad y en este caso se llevan a cabo un conjuto de técnicas laboriosas, costosas y de una cierta complejidad, como son la exploración aérea o la exploración submarina, que utilizan diversos procedimientos.

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2ª Fase: La excavación del yacimiento.


Los estratos en un yacimientoUna vez que hemos descubierto la existencia de un yacimiento, el primer paso es limpiar cuidadosamente el terreno, para después proceder al inicio de la excavación: "observar con detenimiento el escenario de los hechos". La excavación es una técnica destructiva, de manera que el yacimiento sólo puede ser excavado una vez. Por tanto, los trabajos y las observaciones que se realicen deben ser tan minuciosos que permitan la reconstrucción, al menos teórica, del yacimiento. Se inicia la excavación, abriéndose zanjas en el terreno y cada zanja se divide, a nivel vertical, en pisos o estratos, cada uno corresponde a una determinada época. Generalmente los estratos más antiguos son las capas más bajas, aunque en algunas ocasiones los estratos se presentan desorganizadamente debido a movimientos de tierras, obras humanas…Un yacimiento es como un libro que se lee desde arriba hacia abajo, es decir, desde el último capítulo hasta el primero. Aunque a veces el lector (el arqueólogo), quiere ver cómo empieza el libro y entonces realiza una pequeña cata más profunda en una parte del yacimiento.

Una excavación acotadaA nivel horizontal la zona a excavar se divide en cuadrículas siguiendo unos ejes cartesianos, que permitirá la localización exacta de cualquier resto. De cada estrato se levanta un plano, donde figurará la posición exacta de cada resto encontrado. Se limpian todas las piezas, se miden y se dibujan o se fotografían. Se realiza también una ficha individual de cada objeto hallado. Además, hay que tener en cuenta que cada resto aislado de todo lo que le rodea, carece de significado para el arqueólogo. Cada objeto hallado forma parte de un conjunto, de una estructura que da cuenta de su situación y su función. Un mismo objeto adquirirá diferentes sentidos según el lugar donde fue encontrado y todo objeto proporciona una explicación al conjunto.

 

3ª Fase: El análisis en el laboratorio.


Los restos hallados en un yacimiento se transportan cuidadosamente a un laboratorio donde serán analizados, clasificados o sometidos a pruebas: "estudiar los resultados de los análisis de los laboratorios". El arqueólogo en esta fase recurre a la colaboración de técnicos especialistas.

En el laboratorio se realizan análisis microscópicos y macroscópicos de los restos encontrados, se clasifican y se hacen estudios estadísticos sobre ellos.

Como ya sabes, los restos arqueólogicos se encuentran envueltos y recubiertos por depósitos o sedimentos, que son analizados. De este análisis se puede deducir el tipo de clima de la época. Así, los sedimentos gruesos (tamaño grano superior a 5 mm) corresponden a la acción del frío sobre las rocas, mientras que los de grano fino (tamaño inferior a 2 mm) corresponden a períodos de clima cálido y húmedo.

Se analizan también los restos vegetales encontrados (maderas, cortezas, semillas, fragmentos de hoja), así como los pólenes. De este análisis se obtiene información sobre el paisaje vegetal y su evolución según las variaciones climáticas.

Del análisis de los restos óseos animales, se obtiene información sobre las oscilaciones del clima y del medio vegetal. Podemos determinar si corresponden estos restos a los animales habitantes normales de una cueva o si se trata de residuos alimenticios, sobras procedentes de la caza, lo que nos hablará de la presencia del hombre.

Finalmente, del análisis de los restos óseos humanos podremos determinar la especie de homínido que habitó aquellas tierras, y obtener más información sobre el origen y evolución del ser humano.

De los análisis en el laboratorio, destacan los métodos de datación que permiten determinar la fecha de los restos hallados, con el fin de establecer su cronología. Muchas de estas técnicas buscan descubrir el reloj virtual del estrato excavado, para averiguar en qué momento el reloj se puso a cero, y de esta manera conocer la antigüedad de los restos encontrados. De entre ellas destacan las del C14 (Carbono catorce) o la del fósil guía.

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4ª Fase: La exposición de los resultados.


Una vez que el arqueólogo ha obtenido abundante información en las fases anteriores tiene que "pensar para encajar todas las piezas". Para ello ordena la información, realiza un estudio crítico, elimina los datos contradictorios, resume las conclusiones y redacta un informe ("redactar el informe del caso") que recoja los resultados obtenidos. Dicho informe se podrá publicar en una revista o en un libro para dar a conocer los resultados de su investigación a la opinión pública o al resto de los científicos..

 

 
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Tras las huellas de nuestros orígenes. © Heliodoro Núñez y Antonio Paniagua. 2001