JUAN ARIAS, Río de Janeiro
En este 2000, en que Brasil celebra los 500 años de su
descubrimiento por los portugueses (en el Estado de Pernambuco
se asegura que el andaluz Pinzón llegó tres meses
antes que los lusitanos), acaban de ser halladas dos nuevas tribus
de indígenas en el Estado de Acre, junto a la frontera
de Perú, a unos 520 kilómetros de Río Branco.
Sus componentes andan desnudos, con mazas de piedra y se esconden
de los latifundistas, su gran amenaza.
Los latifundistas suelen decir que el mejor indio no es el descubierto,
sino el desaparecido. De ahí que las Comunidades de Indios
de Brasil ya comunicaran que este año del 500 aniversario
del descubrimiento "no tienen nada que celebrar", ya
que existen, como se está demostrando, comunidades que
nunca tuvieron contacto con la civilización occidental.
Los dos grupos humanos localizados ahora están en una zona
completamente aislada cercana al río Shanane. El hallazgo
antropológico, según la información dada
por la Fundación Nacional del Indio (Funai) en Río
de Janeiro a la agencia France Presse, surgió durante un
trabajo de reconocimiento de esa entidad.
Según los datos divulgados por fuentes de la Funai -que,
al parecer, debían mantenerse secretos hasta un anuncio
oficial-, el primer grupo fue avistado en un lugar a 10 días
de barco por el río Envira desde la ciudad más próxima,
que es Feijó. El segundo grupo fue descubierto con un hidroavión
que sobrevoló la selva. Ambos poblados distan 100 kilómetros
uno de otro.
|
Las dos nuevas comunidades de indios, hasta ahora desconocidas,
podrían ser de origen masko o jaminawá, que suelen
ser nómadas, pero que viajan siempre a lo largo de los
grandes ríos. En Brasil, según la Fundación
Nacional del Indio, existen aún 55 grupos de indígenas
que no han tenido contacto con la civilización occidental.
Sus lenguas se desconocen, y podrían estar huyendo de los
colonos, que acaban exterminándoles.[
] Llevan su
cuerpo desnudo y completamente pintado, y no dan signos de violencia.
Hace menos de un año fue avistado en Amazonia un extraño
indio con bigote, de unos 30 años de edad, que iba desnudo
y tenía el pelo liso. El fotógrafo Vicente Carelli,
de la ONG "Centro de Trabajo Indígena", consiguió
grabar algunas imágenes del primer contacto con este indio.
Estaba agazapado, no aceptó los regalos y en un cierto
momento disparó una flecha y desapareció de nuevo
en la selva.
La poca importancia que ciertos ambientes de Brasil dan a los
indios, debido a las presiones de los grandes colonos, lo revela
el hecho de que ayer el diario Gazeta de Acre, editado en el lugar
del avistamiento de los nuevos indios, ni dio la noticia. Consultado
el redactor jefe del diario, Jaime Moreira, lo justificó
con estas palabras: "Es un tema que no nos interesa".
Reporteros de prensa y técnicos de la Funai, entre ellos
José Lureo de Melo, han salido ya hacia la zona de la localización
de las nuevas tribus indígenas para intentar conseguir
más información, pero sin pretender todavía
entrar en contacto directo con ellas.
|