Los lisosomas reciben sus enzimas hidrolíticas
lo mismo que sus membranas de la cara trans del Golgi.
Ambos componentes llegan en vesículas diferentes, que poseen
una cubierta de clatrina
adquirida al desprenderse por gemación desde la CTG y que pierden poco
después de su formación; las vesículas descubiertas se
fusionan a continuación con los endosomas.
Los lisosomas no sólo intervienen en la digestión de macromoléculas, microorganismos fagocitados, desechos celulares y células, sino que también digieren organelas en exceso o envejecidas como mitocondrias o restos de RER.
Las sustancias destinadas a la degradación dentro de los lisosomas llegan a estas organelas por una de tres vías posibles: a través de los fagosomas, de vesículas pinocíticas o de los autofagosomas.
El material fagocitado contenido dentro de los fagosomas se mueve hacia el interior de la célula; luego se une a un lisosoma o a un endosoma. Las enzimas digieren la mayor parte del contenido del fagosoma, sobre todo los azúcares y proteínas. Los lípidos, sin embargo, son más resistentes a la digestión, y se quedan encerrados dentro del lisosoma gastado, formando un cuerpo residual. Por su parte, las organelas envejecidas quedan encerrados en vesículas llamadas autofagosomas, que se fusionan con endosomas o lisosomas y comparten el mismo destino que el fagosoma.