Como ya hemos visto, los romanos utilizaban la arcilla para fabricar diversos objetos. El principal era la vajilla, platos, cuencos, fuentes, etc., para la mesa. Pero además, Se hacían también de arcilla o barro toda una serie de piezas de arquitectos y para la pavimentación del suelo.

En la primera fase de la excavación nos han aparecido fragmentos de tejas, lo cual nos daba una idea de cómo eran las techumbres de la casa por el exterior.

Los romanos tenían una forma peculiar de cubrir los tejados. Utilizaban tégulas e ímbrices, y los disponían alternativamente de forma que el agua de la lluvia resbalara por ellas.

Pero además en los alfares se fabricaban baldosas de arcilla rojiza de muy diversas formas que, colocadas artísticamente sobre los suelos, conformaban pavimentos de gran valor decorativo.
Lo más común en los suelos de baldosas de cerámica eran las cuadradas que se colocaban en hileras, de forma muy parecida a nuestros suelos de hoy.

Suelo de baldosas cuadradas

En algunas ocasiones, cuando el dueño de la vivienda era muy caprichoso y quería decorar sus suelos pero no tenía suficiente dinero para que le hicieran un mosaico, entonces se hacían baldosas de diferentes formas y colocadas de forma artística podían conseguirse un suelo muy decorativo. Es el caso de opus spicatum, llamado así porque las baldosas están colocadas de tal forma que parece que fueran espinas de pez paralelas.

Este tipo de suelo también podían colocarse en habitaciones que no fueran muy importantes dentro de las casas, es decir, aquellas que los invitados no iban a visitar, como por ejemplo los dormitorios. Como ya sabemos, las habitaciones visitadas por los invitados solían cubrirse con ricos mosaicos.

Mira, aquí tienes una fotografía con una vista general de un yacimiento en el que se excavó, como en nuestro caso, hasta llegar a los suelos originales de las habitaciones.

 

Restos arqueológicos de la Villa de Quintanilla de la Cueza (Palencia)