Los suelos de las villas romanas eran muy variados. Sus diferentes formas dependían:

De la utilidad que se le fuese a dar a la habitación en la que estaban.

El interés decorativo y el nivel adquisitivo de los dueños de la vivienda.

Los suelos más sencillos, destinados principalmente a las estancias de almacenaje, cocina, zonas de servicio, etc., tenían un pavimento muy característico del mundo romano: una capa de cal, arena y ladrillo picado formando en núcleo principal, es decir, la base.

Este es un ejemplo de un suelo de mármol que se encontró en una excavación

Sobre esta base común se hacía el suelo definitivo que se iba a pisar. Por ejemplo, en los servicios o baños era necesario que el suelo y las paredes estuviesen impermeabilizados para lo cual se hacía sobre la base de cementación una capa ligera de cal y arena fina, o un estuco finísimo, en que entraba polvo de mármol en lugar de arena, y formaban así una superficie totalmente impermeable.

Los suelos de habitaciones no especialmente lujosas eran de opus signinum, pequeños fragmentos de piedra sobre la base de cemento, procurando que quedara lo más liso posible. En algunas villas y edificios públicos de gran riqueza los suelos podían estar recubiertos de placas de mármol.

Dentro de los distintos tipos de soluciones para los suelos, vamos aquí a comentar un elemento muy característico del mundo romano y que, incluso, podemos hoy en ver en algunos edificios actuales. Éste es la forma de calentar las habitaciones, principalmente en las termas, los baños públicos de los romanos. Era lo que llamaban el hipocausto, que consistía en lo siguiente.

Junto a la habitación se construía un pequeño horno comunicado por un túnel con la habitación que se quería calentar. Bajo el suelo de la habitación se fabricaba una cámara con columnillas que sostenían el suelo sobre el que se pisaba. Por esta cámara circulaba el aire caliente que producía el horno cercano.

En la imagen siguiente te presentamos un fotografía de un yacimiento arqueológico en el que aparecieron los restos de un hipocausto.

Reconstrucción de hipocausto

Como puedes ver, por lo general, no se conserva en su totalidad sino que sólo encontramos las columnillas que sustentaban el suelo. En algunos yacimientos muy bien conservados y excepcionales se conserva el hipocausto completo por lo que, en aquellos en los que está muy deteriorado, podemos hacer una reconstrucción bastante fiel de cómo eran en la realidad.

Restos de hipocausto en el yacimiento de Arcaya (Vitoria)