Portugal se separó definitivamente de Castilla. No hubo apenas progresos en la Reconquista porque la minoría de edad de algunos reyes provocó numerosas rivalidades familiares y dio pie a frecuentes luchas nobiliarias.

La despoblación a consecuencia de las guerras habidas en el siglo anterior ocasionó un estancamiento económico.

La vida ciudadana acusó un relajamiento de las costumbres en las que ideales caballerescos y sentimientos religiosos se vieron desplazados por la astucia, el afán de dinero y la aplicación de una moral práctica y vitalista.

El desarrollo de la industria del papel facilitó un material más barato que permitió aumentar las copias; aparecieron además las lentes, lo que posibilitó la lectura hasta edades avanzadas por parte de la minoría instruida.

Progresaron las universidades.

Desapareció el interés por los antiguos poemas épicos y los juglares dejaron de componerlos. El pueblo conservó algunos fragmentos de los mismos en su memoria y los trasmitió de generación en generación dando lugar a una nueva forma expresión literaria, tal vez la más característica de las letras españolas: los romances.