Nace en un pueblecito de la actual provincia de Cuenca en 1527. Estudia en Madrid y Valladolid e ingresa muy joven en la orden de los agustinos. Catedrático de Salamanca, la Universidad española más prestigiosa de Europa en aquel entonces, es procesado por la Inquisición por presuntas peligrosas interpretaciones de la Biblia. Después de cinco años de encarcelamiento injusto en Valladolid, es declarado inocente y restituido a la cátedra. Muere en Salamanca en 1591.
Tradujo en verso algunos poemas de Horacio, Virgilio, Petrarca, etc. Su lírica original es muy breve, pero de una altura poética poco común, pese a la poca importancia que él mismo le concedió: una treintena de odas de tema diverso entre las que destacan: Canción u Oda a la vida retirada, Noche serena, A Salinas... En casi todas ellas emplea la lira con exclusividad.
Su producción en prosa castellana es más amplia: De los nombres de Cristo, en forma dialogada como corresponde a la didáctica renacentista, donde comenta catorce de los nombre es que dan las escrituras a Jesús; La perfecta casada, que trata de los deberes de la esposa cristiana, y la traducción y comentario de El cantar de los cantares de Salomón.
Este religioso vivió en permanente polémica y, tal vez por ello, su poesía se caracteriza por el deseo de alcanzar la plenitud de la paz interior, para lograrlo busca la naturalidad y la calidad en la selección de las palabras. Toda su obra trasluce un profundo sentido ético y una honda preocupación por la vida espiritual del hombre.
En sus poemas se nota la presencia de Horacio y Virgilio, más del primero que del segundo. Perfeccionó como instrumento poético la lira introducida por Garcilaso. En cuanto a su prosa, es acusadísima la influencia del lenguaje bíblico.
Fue muy apreciado por los poetas del Barroco, particularmente Cervantes y Lope de Vega.
I
Oda a la vida retirada
(Fragmentos)
¡Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruïdo
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
5 los pocos sabios que en el mundo han sido!
que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
10 del sabio moro, en jaspes sustentado!
(...)
Del monte en la ladera
por mi mano plantado, tengo un huerto
que con la primavera,
de bella flor cubierto,
15 ya muestra en esperanza el fruto cierto;
y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
20 hasta llegar corriendo se apresura;
y, luego sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo
25 y con diversas flores va esparciendo.
El aire el huerto orea
y ofrece mil olores al sentido;
los árboles menea
con un manso ruïdo,
30 que del oro y del cetro pone olvido.
II
Al salir de la cárcel
(Composición atribuida)
Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado;
dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
5 de aqueste mundo malvado;
y con pobre mesa y casa
en el campo deleitoso,
con sólo Dios se compasa
y a solas la vida pasa
10 ni envidiado ni envidioso.