JUSTIFICACIÓN DE LA VIOLENCIA Y EL TERROR

Como la esencia de la república o de la democracia es la igualdad, el amor a la patria implica, lógicamente, el amor a la igualdad. Ello implica, además, que la primera regla de vuestra conducta política debe consistir en orientar todas vuestras acciones hacia el mantenimiento de la igualdad y el fomento de la virtud...

(...) Por tanto debéis acometer todo lo que puede despertar el amor a la patria, purificar las costumbres, elevar las almas y educar las pasiones del corazón humano

(...) Aquí podríamos poner término al desarrollo de nuestra teoría, si hubiese completa calma para dirigir el barco de la república. Pero la tempestad arrecia y la situación revolucionaria en que nos encontramos nos impone otra tarea. El móvil del Gobierno Popular en tiempos de paz es la virtud. Pero en tiempos revolucionarios este móvil es, simultáneamente, la virtud y el terror: la virtud sin la cual el terror sería funesto, el terror sin el cual la virtud sería impotente. El terror no es sino la justicia rigurosa, raída e inflexible, es, pues, una expresión de la virtud; no es tanto un principio particular, cuanto el resultado del principio general de la democracia aplicado a las necesidades más apremiantes de la patria...

(...) El Gobierno de la Revolución es el despotismo de la libertad en la lucha contra la tiranía. 

7 de febrero de 1794, discurso de Robespierre