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la PERSPECTIVA EN EL TRECENTO ITALIANO.-

            Y ningún pintor del Trecento consiguió que las ortogonales situadas en distintos planos (por ejemplo en el suelo, el techo y las paredes laterales de un aposento) convergieran en un punto de fuga "general". Esta hazaña no se lograría en Italia, con el descubrimiento de la costruzione legittima, hasta el tercer decenio del siglo XV; y en el Norte, por un método de tanteo, hasta pasada su mitad.

            Cualquier pintor podía obtener un "lápiz" impecable de ortogonales equidistantes no marginales mediante el siguiente procedimiento: fijar un punto de convergencia A, dividir la línea de base de la tabla en partes iguales y unir los puntos divisorios y los extremos (a, b, c, ... h) con A: operación sencillísima de realizar con ayuda de un clavito y un trozo de cordel. Este método, utilizado en Italia hasta el descubrimiento de la construcción albertiana (y en los países del Norte durante más tiempo aún) no determina, naturalmente, las posiciones de las ortogonales marginales, y esa es una razón puramente técnica de su comportamiento heterodoxo en toda la pintura del Trecento, aun la más avanzada.

        Dado que las ortogonales marginales quedan cortadas por los bordes laterales de la tabla en los puntos s, t, ... (o, respectivamente, w, x . . . ), sólo habría sido posible determinar esos puntos, y con ellos la secuencia correcta de las transversales equidistantes (correcta, esto es, siempre y cuando la distancia que media entre el ojo y el plano de proyección sea igual a AB o AB), si hubiera habido algún medio de prolongar la línea de base de la tabla más allá de sus márgenes laterales, dividir esta prolongación de la misma manera que la línea de base propiamente dicha y unir los puntos divisorios con A. Parece ser, sin embargo, que ese medio no se le ocurrió a nadie antes de que el descubrimiento de Brunelleschi resolviera automáticamente el problema de las ortogonales marginales junto con el de la secuencia de las transversales.

Método empleado en el Trecento
para construir un suelo ajedrezado.

Ambrogio Lorenzetti:
La presentación de Cristo. 1342.
Gal. Uffizi, Florencia.

E. Panofsky.- Renacimiento y renacimientos en el arte occidental.
Alianza Univ. Madrid 1986. Págs. 208