EDAD MEDIA


EL ARTISTA Y EL CLIENTE EN LA EDAD MEDIA

        Los clientes de la Edad media pertenecían a los grupos pudientes e influyentes; éstos eran sobre todo los clérigos que demandan obras de carácter religioso para el culto y los nobles que, en menor medida, solicitan de los artistas algunas obras como castillos y elementos decorativos para mostrar ante sus cortes su poder e influencia.

        El artista aprende su oficio como aprendiz de un maestro, de forma que se reproduce el ciclo artesanal y a sus normas se acogen. 

El artista y el cliente en la E. Media

 

SAN BENITO DE NURSIA

        No podemos comprender el mundo medieval si no tenemos en cuenta a S. Benito de Nursia (480-555) que decidió retirarse del mundo y dedicarse a la oración y, al aproximarse a él otros penitentes, redactó la "Regla para principiantes" que sirvió de modelo de actuación para aquellos y para la mayoría de las Órdenes monásticas medievales y posteriores.

        Los monasterios de los monjes cluniacenses primero y los cistercienses después contribuyeron a desarrollar y difundir el arte religioso medieval como forma de hacer a los fieles más fácil el mensaje religioso de Cristo: arquitectura, escultura, pintura y artes decorativas pasan por los monjes como principales clientes y promotores del arte.

Vida de S. Benito de Nursia.

Los monjes medievales

 

La ciudad medieval

        En la Edad Media aún perduran algunas ciudades del mundo antiguo con una estructura muy regular pero, tras el abandono progresivo que sufrieron a partir del III d.C., surgen otras alrededor de los castillos y monasterios así como las de nueva creación debidas a una nueva colonización y, en la Península Ibérica, a la repoblación.

        A partir del S. XII las ciudades se engrandecen y compiten entre ellas por tener la mejor catedral o el mejor Ayuntamiento.

La ciudad medieval

 

El templo como prefiguración de la Jerusalén Celeste

        "La consideración de los templos cristianos como una prefiguración de la Jerusalén Celeste llevó a los escritores medievales a la búsqueda de un profundo simbolismo en todas las partes y elementos que componen la iglesia. Honorius Augustodunensis, autor del que se conocen pocos datos, que floreció entre 1095 y 1135, siguiendo el camino de los Padres de la Iglesia e inspirándose en textos del Nuevo Testamento, dedicó parte de su obra De gemma animae al desarrollo de una teoría de gran repercusión en su época, en la que la arquitectura, como parte del universo, es una continua manifestación de los planes de Dios y tanto el artista que la construye como el cristiano que penetra en ella pueden por medio de su materialidad, captar la armonía que gobierna el mundo dirigido por Dios y la vida futura que le aguarda."

El templo como prefiguración
de la Jerusalén celeste

 

Evolución de la estructura de la iglesia medieval

        El problema principal de la arquitectura durante la Edad Media consiste en el cerramiento de la cubierta del edificio de forma abovedada para semejarse al mundo celestial. Esto implica que en el románico se sustituya el muro fino de la basílica paleocristiana por uno grueso y, por lo tanto, de poca altura y con pocos vanos para no dañar la estructura lo que reduce considerablemente la iluminación interior del edificio. Con el descubrimiento del arco apuntado y la bóveda de crucería se puede suprimir el muro por pilares, se aumenta la altura del edificio y se pueden poner grandes ventanales con vidrieras que inundan de luz el interior de la iglesia.

Evolución en la construcción
de la iglesia medieval