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LAS CIUDADES MUSULMANAS.-

             "Los musulmanes … se encontraron con ciudades romanas que ocuparon Además fundaron otras nuevas mientras progresivamente iban modificando el aspec­to de las ocupadas. (...)

             La parte principal de la ciudad era la madina. Generalmente estaba cercada de mu­rallas. Muchas veces constituía la ciudad primitiva que iba a ampliarse con el paso del tiempo. Dentro de la madina o medina se encontraba la mezquita mayor y generalmente próxima a ella la qaisariya o alcaicería. Era éste el lugar donde se abrían los comercios de productos ricos y más caros Su trazado como el de la ciudad en general era irregular y de calles estrechas. (...)

             Era frecuente asimismo, próximo a la mezquita hubiera un zoco o suq, esto es, un mercado que podía ser permanente o abrirse ciertos días solamente. Podía estar en una plaza aunque no era necesario. El número de zocos era variable y algunos estaban en los arrabales o fuera de las murallas de la ciudad. En relación con comercio y mercado también existían varias fanadiq o alfóndigas lugar que al tiempo servía como depósito de mercancías importadas y de hospedería para comerciantes. Según fuera la situación geográfica podía encontrarse en las cercanías de la mezquita el alcázar con su alcazaba de defensa. Entre los edificios públicos eran frecuentes loa baños de origen y disposi­ción romanas.

             Ciertas ciudades no poseían arrabales ... Pero generalmente el crecimiento exigió que se empezaran a construir fuera del recinto inicial habitaciones que constituirían los arbad o arrabales. Cuando poseían entidad suficiente se amurallaban con independencia de la madina aunque próximos a ella. Tanto ésta como los arrabales se dividían en barrios (harat) de muy diferente extensión. (...)

             El trazado de las calles era de extrema irregularidad. Salvo algunas principales, la mayor parte de ellas de dibujaban en los espacios que quedaban libres después de construir las casas. Las calles principales debían ser mas anchas aunque no solemos tener datos de sus medidas aproximadas. Unían generalmente puertas de la muralla opues­tas y pasaban por el centro en el que estaba la mezquita mayor. Pero eran muy frecuen­tes y numerosas las calles secundarias estrechas y retorcidas. Entre ellas, la calle ciega, esto es, la calle estrecha que no tenía salida sino que moría en una casa. Cuando se cerraba con alguna puerta se llamaba darb. (...)

             Tanto en las calles sin salida como en otras secundarias de estrechez suma se abrían a cierta altura pasos altos entre casas o se colocaban arquillos con misión de entibo lo que confería un aspecto aún más característico a estos ambientes recoletos. En estas calles no había ningún tipo de comercio y la puerta era casi el único vano a la calle. El sistema de vida de puertas adentro en torno al patio interior favorecía esta disposición . En todo caso podían existir algunas ventanas saledizas que los cristianos llamaban ajimeces. Estaban las ventanas o balcones cerradas con celosías espesas que impedían ver lo que ocurría en el interior y por el contrario permitía a las encerradas mujeres contemplar lo que ocurría fuera. (...)

             En las afueras de la ciudad, ... la musalla o saria... era un espacio muy amplio y despejado al aire libre donde se reunía gran muchedumbre en ciertas fiestas al año como en los inicios de Pascua para hacer la oración al aire libre y también para rogati­vas pidiendo lluvia. A veces la musalla coincidía con la musara, amplia explanada situada en las afueras donde se realizaban paradas y entrenamientos militares ...

YARZA, J.Arte y arquitectura en España. 500-l250.
Manuales Arte Cátedra, Madrid, 1979  p. 124-125.