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ESCULTURA ROMANA: EL RETRATO

 

            El retrato bajo la república.—El retrato es, probablemente, el género preferido en Roma. Se cultiva de cuerpo entero, de pie, sedente y ecuestre, o sólo de la parte superior del cuerpo. Hasta tiempos de Octavio el busto sólo comprende hasta el cuello. En el siglo I se va alargando hasta comprender ya parte del pecho y los hombros. A fines de la centuria siguiente se esculpen ya retratos de media figura. Aunque en la actualidad son monocromos, los retratos romanos se policroman hasta el S. II.

            El origen de la importancia del retrato se relaciona con una práctica funeraria que debe de contribuir poderosamente a su aspecto hondamente realista. Es la costumbre de los patricios de hacer mascarillas de cera de sus difuntos, para conservarlas en los atrios de sus casas y llevarlas en las ceremonias funerarias. Además de alguna de estas imagines maiorum de cera, poseemos representaciones en relieves funerarios (...), e incluso alguna estatua, ...

            No obstante que el retrato de la época republicana es, al parecer, en su mayoría, obra de artistas griegos, esa evidencia del gusto romano formado en las imagines maiorum, y la personalidad grave y serena de los retratados, prestan a estas esculturas un tono fuerte, enérgico y decidido, que falta en los retratos griegos contemporáneos.  Por desgracia, son escasísimos los retratos que han podido ser identificados con seguridad, ...

            En cuanto al retrato femenino, son pocos los que existen de este período. Un tipo muy usado es el de mujer cubierta por el manto, ...

 

            El retrato bajo el imperio.—El papel preponderante que en la vida romana desempeña la persona del emperador, como es natural, tiene su inmediato reflejo en el arte del retrato. La influencia que el retrato del emperador ejerce en el de los ciudadanos se pone ya de manifiesto en los días de Augusto. Los suyos, los de sus parientes (...) y amigos son los más bellos e importantes de la época, y suelen responder a tipos bastante uniformes.  De Augusto mismo poseemos toda una serie de retratos excelentes, que nos muestran sus rasgos finos y distinguidos, su expresión pensativa y su constitución nada robusta. (...) Su cabello liso y caído en mechones sobre la frente es el que conservará toda su vida. Los retratos esculpidos en su edad madura nos lo presentan en los múltiples aspectos de su personalidad. ...

            El poder cada vez más absoluto del emperador no tarda en desembocar en su divinización, sobre todo después de muerto. La creencia en la benéfica influencia del numen del difunto, que no es su alma divinizada, tiene hondas raíces en el pueblo romano, hasta el punto de que un liberto puede erigir un retrato escultórico al numen de su antiguo señor. A César, en tiempos de Augusto, se le representa ya desnudo y se le da el calificativo de divino. Al morir Augusto, se constituyen cofradías para honrar su memoria y, aunque contra su voluntad, se levantan templos en España a Tiberio. Nada tiene, pues, de extraño que siguiendo en este proceso Claudio fuese ya divinizado en vida.

            La consecuencia de todo ello es la creación de un nuevo tipo de retrato, en el que se presenta al emperador semidesnudo y coronado de laurel. El último paso en esta marcha ascendente hacia la divinización es figurarle con atributos divinos, tan excelsos como el águila del padre de los dioses. Esta divinización del emperador no lleva, sin embargo, consigo la idealización de su rostro que, por el contrario, continúa siendo un retrato. ...

            El tipo de retrato de emperador creado en tiempos de Augusto y sus inmediatos sucesores, no muere con ellos. Las principales novedades, aparte la evolución general del estilo en el desnudo y en la interpretación de las telas, se refieren a la forma de llevar el cabello, que, naturalmente influye en la moda de la época, y, por tanto, interesa a todo el retrato romano. El peinado bajo con pequeños mechones irregularmente dispuestos sobre la frente perdura hasta Trajano (98-117) (...). Rasurado el pueblo romano desde hacía siglos, comienza a generalizarse la barba bajo Adriano (117-138), (...).

            En la segunda mitad del siglo II, la barba, que bajo Adriano es todavía corta, aumenta considerablemente de tamaño, y al mismo tiempo la cabellera se hace más voluminosa y rizada. Los efectos del claroscuro son mucho mayores, contribuyendo también a ello el empleo del trépano con el que se horada profundamente el mármol para crear puntos de sombra intensa. ... En la segunda mitad de esa centuria, como toda la escultura romana, el retrato comienza a transformarse en un sentido anticlásico. EL fino modelado anterior desaparece y, en cambio, se subrayan los rasgos esenciales de la fisonomía. La expresión del rostro es intensa, pero el modelado, seco y duro. Tales son los caracteres de los retratos de Constantino (...) y sus sucesores, en los que comienza a gestarse ya el retrato bizantino.

            El afán de gloria terrena y el deseo de eternizar el aspecto físico de su persona, tan arraigado en el romano, difunde el uso del retrato de carácter monumental, incluso entre funcionarios y gentes acomodadas, como ofrenda de amistad, de agradecimiento popular, o simplemente por deseo y a expensas del propio retratado. Se generalizan en tal forma, que ya en los comienzos del imperio se exige que el personaje a quien se levante estatua pública haya, al menos, restaurado algún edificio de ese carácter. Los tipos más corrientes de retrato de cuerpo entero son los de togados (...) y los de guerreros con coraza. El número de las estatuas de togados todavía existentes es considerable, y hay noticia de talleres donde se labran en serie los cuerpos para exportarlos a las provincias y sólo tener que esculpir allí la cabeza a la vista del modelo.

            La estatua de magistrado del Museo de los Conservadores, de Roma, ..., nos dice cómo este tipo de retrato pierde ya en la época constantiniana toda su flexibilidad. Los movimientos se anquilosan y se presiente la futura rigidez bizantina.

            De las emperatrices, aunque sólo algunas tienen actividad pública señalada, existen hermosos retratos, y, como en el caso de los emperadores, sirven de jalones para conocer la evolución del retrato femenino, en el que el peinado es factor aún más valioso.

            ... Inspirándose en modelos helenísticos se pone ahora de moda el retrato femenino sedente (...).

            En el último tercio del siglo I, bajo los Flavios, el peinado se transforma radicalmente, y con ello cambia el aspecto del retrato. Julia, la hija de Tito, impone un peinado rizado a manera de nimbo en torno a la parte superior del rostro, ....

            A mediados del siglo II, con la mujer de Marco Aurelio, Faustina la Joven el peinado baja de nuevo, formando grandes ondas y se recoge en la nuca en un moño, o se eleva después en forma de trenza. El grupo de una Madre y su hija, de la colección Chatsworth (...), mientras muestra a aquélla todavía con el peinado alto, la hija lo lleva bajo. El peinado bajo, a fines del siglo y comienzos del siguiente, continúa descendiendo en sus caídas cada vez más (...).

 Diego Angulo.- Historia del Arte. Tomo I. Madrid 1975. Págs. 194-201