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EL   retrato   ROMANO: 4.- El vestido femenino y masculino en Roma.-

A) El vestido femenino.-

 Al principio parece haberse usado exclusivamente el blanco para los vestidos femeninos y estaba realzado con orlas y claves de color sobre la túnica y bordados sobre la capa, pero a partir del siglo II de nuestra era todos los tonos se encuentran en el atuendo, excepto el púrpura, reservado a las princesas de la familia imperial.

Encima del taparrabo y del strophium, antecesor del sujetador, las mujeres superponen dos túnicas: la subucula, llevada directamente sobre la piel, y la estola, talar, que generalmente lleva mangas, alargada con una banda bordada o plisada: la instita. La túnica sin mangas se llama colobium y la de anchas mangas, dalmática; las mangas largas y ajustadas sólo aparecen en el Bajo Imperio.

Un cordón la sujetaba a veces alrededor de las caderas; además, estaba sujeta bajo los senos con un cinturón: la zona. Durante el Imperio, las patricias se colocaban encima de la estola una corta túnica confeccionada en sederías adamascadas o recamadas, ricamente decorada con franjas de oro y plata. El corpiño de la túnica, al que se fijaba una banda bordada, el patagium, a menudo se recubría con la palla, pieza de tela oblonga doblada en dos a lo largo, sujetada con una fíbula sobre cada hombro, atravesada por un corte por el que pasaba el brazo derecho.

El manto femenino es el palio; colocado como un velo sobre la cabeza es indicio de viudedad. Durante el Bajo Imperio se lleva en la mano un trozo de tela para secarse la cara, la facialia, y sobre los cabellos se pone un velo, el anabole, cuyos extremos se arrollan alrededor del cuello.

Las joyas son numerosas: diademas, pendientes, el morlile -alto collar que sube por el cuello-, pectoral, anillos, pulseras de brazo y de tobillos y largas agujas para el cabello.

 Michele Beaulieu.- El vestido antiguo y medieval.-
Oikos-tau. Barcelona 1971. Págs. 57-65

 

 

B) El vestido masculino.-

 El retrato romano presenta a sus personajes casi siempre vestidos aunque no faltan esculturas de personas desnudas al estilo griego.

El romano lleva durante la República una especie de taparrabo (el  subligaculum ), una túnica y la toga pero durante el Imperio llevará dos túnicas superpuestas, la subusula y la túnica exterior.

Las túnicas pueden ser de lana, lino, o mezclados (lana e hilo o seda e hilo). Las túnicas son flotantes o ceñidas en el talle por un cinturón; los colores preferidos para la túnica superior son el blanco, el verde, el castaño, tonos del rojo, después el rosa claro hasta el violeta oscuro o el pardo; posteriormente los colores se suavizan. La túnica llega, primero, hasta medio muslo; después desciende hasta las rodillas y se corta por delante; a veces se le añade una capucha y se alarga hasta los tobillos.

La toga (de “tegere”, cubrir) es la capa romana por excelencia y en las antiguas tribus ha constituido la única vestimenta de hombres, mujeres y niños. La toga ceñida se lleva en las ceremonias de carácter religioso y guerrero. Podía subirse a la cabeza cuando el carácter religioso de la ceremonia lo exigía. La toga triunfal, de púrpura con bandas y bordados de oro, ha sido concedida a algunos de los dignatarios del Imperio.

A principios del siglo II de nuestra era se cansan de esta toga, pesada e incómoda y, a partir de entonces, se reserva para las ceremonias oficiales y se reemplaza por la lacerna, largo chal plegado con aberturas para los brazos, o por dos capas de importación extranjera, el sayo galo y la chlaina griega, que se convierte en el palio. La penula, capa de los esclavos, es distinta para los hombres y para las mujeres, la birra se corta igualmente por los lados para facilitar los movimientos de los brazos. Los campesinos prefieren la capa ilírica, o bardocucullus, vasta esclavina con capucha.

El calzado es de cuatro tipos: la simple suela atada con correas de cuero (solea); la sandalia ajustada con cintas al rededor de la pierna; el zapato cuya hoja lateral se eleva hasta más arriba del tobillo (calceus) y en fin, las caliges, borceguíes cortados en lengüetas.

Traje militar.- Durante la República, los soldados llevaban un casco con doble penacho, una túnica de cuero con escamas de metal y escudos rectangulares u ovales. Inicialmente llevaban las piernas desnudas pero adoptaron después el pantalón, inspirado en los calzones galos. En el siglo I de nuestra era los militares pretorianos se pusieron una coraza moldeada en forma de tórax alargada con lambrequines, un casco con visera salida y barbera articulada, sellada con una bonita cimera de plumas verticales. Sobre la coraza ataban su cinturón (cingulum militium), cuyos extremos colgaban sobre el vientre.

El traje de los generales y los emperadores era de una majestad imponente y la coraza amoldada al torso estaba realzada con cincelados, adornada con ricos lambrequines y acompañada de una capa de púrpura.

 Michele Beaulieu.- El vestido antiguo y medieval.-
Oikos-tau. Barcelona 1971. Págs. 57-65