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Babilonia  y  la  torre  de  babel.-

 De todas las ciudades mesopotámicas, Babilonia fue la más importante, tanto por su prestigio político y religioso como por la belleza de sus construcciones. Ciudad catalogada en la Biblia como símbolo del orgullo humano y causante de la ruina de Jerusalén y del exilio de sus gentes, hubo de conocer varias destrucciones a lo largo de su dilatada historia. Babilonia, ya citada en documentos acadios, inició su apogeo con la dinastía de los amorreos, que la convirtieron en capital de su imperio.

Los escasos restos, medianamente restaura dos, que perviven de la antigua Babilonia, corresponden, sin embargo, a la época de los reyes Nabopolasar y Nabucodonosor II. Nada se sabe de la Babilonia de Hammurabi ni de la de otros reyes, cuyas construcciones en el supuesto de que existiesen se hallarían enterradas en las capas freáticas del río Eúfrates.

Sus ruinas fueron excavadas por Robert Koldewey a partir del 1839 y han permitido hacerse una idea de la ciudad que otrora llegó a ser el centro del mundo. Su nombre acadio era el de Bab-ilu (“Puerta del dios”) o Bab-ilani (“Puerta de los dioses”), traducción del nombre sumerio Ka-din gir y que los griegos anotarían como Babylon. Los cassitas le dieron el nombre de Karduniash, equivalen- te a “Dique del dios Duniash”.

La ciudad, cruzada por las aguas del Eúfrates, estuvo distribuida en el siglo VI a.C. en barrios de planimetría rectangular, separados por largas calles perfectamente pavimentadas. Estaba rodeada de un foso de unos veinte metros de anchura y fortificada con una potente doble muralla, con torres de defensa y ocho grandes puertas de acceso, la más famosa de las cuales era la Puerta de Ishtar, decorada con ladrillos esmaltados de relieves.

El centro contenía grandes palacios, sobre saliendo el de Nabucodonosor II, así como diferentes templos, como el dedicado a Marduk, llamado Esagila (“torre de la cabeza elevada”) y completado con su ziqqurratu, conocida como Etemenanki (“casa fundamento del cielo y de la tierra”), construcción identificada con la bíblica Torre de Babel, que alcanzaba una altura de 91 metros y una base de más de 2 000 metros cuadrados.

De la zona central salía una larga calle procesional que, atravesando la Puerta de Ishtar, conducía al templo de la bit Akitu, situado en el exterior de la ciudad, donde anual mente se celebraba la festividad del Año Nuevo.

Las casas de los nobles, los jardines (entre ellos los famosos Jardines Colgantes), los museos, los templos de las divinidades secundarias y, sobre todo, el famoso puente de 123 metros de longitud, el más antiguo puente de ladrillos del mundo, hacían de Babilonia una verdadera maravilla.

Etemenanki

Jardines colgantes

 F. Lara Peinado.- Mesopotamia.-
Arlanza Ed. Madrid  2000. Págs.  76-77