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LA DAMA Y EL UNICORNIO:
 

 EL CLIENTE ENCARGA LOS DIBUJOS AL PINTOR Y SE PLANIFICA SU CONTENIDO

—Repasemos unas cuantas cosas mientras esperamos la llegada de Monseigneur.

—¿Le han gustado los dibujos? ¿Los ha elogiado mucho? (...)

—Se han de hacer seis tapices para decorar las paredes de la Grande Salle, n’est-ce pas? Dos grandes, cuatro un poco más pequeños. Y siguen el proceso de la seducción del unicornio por la dama, n’est-ce pas?

—Me parece que se reconocen aquí sugerencias de los cinco sentidos. La dama que toca el órgano para el unicornio sugiere el oído, por ejemplo. Y la mano que descansa sobre el cuerno del animal representa sin duda el tacto. Aquí... la dama teje claveles para formar una corona y eso es el olfato, aunque quizá no resulte tan obvio. (...)

—Las novias llevan coronas de claveles. La dama está tentando al unicornio con la idea del matrimonio y el lecho nupcial. No representa el olfato.

—Pero ¿te das cuenta de que puedes incorporar fácilmente los sentidos? Haz que el unicornio huela los claveles. U otro animal. Y en el tapiz en el que el unicornio descansa en el regazo de la dama, podrías hacer que le mostrara un espejo, para representar así la vista.

—Veamos, tienes la dama con la mano en el cuerno del animal, y eso es el tacto. Cuando toca órgano es el oído. Los claveles, el olfato. El espejo, la vista. ¿Qué es lo que queda? El gusto. Nos faltan dos tapices

—Por supuesto el fondo se llenará de millefleurs, ... Los tejedores de Bruselas harán el dibujo: es su especialidad. En los dibujos sólo está esbozado. (...)

—Como veis, es posible mirarlos en este orden. Primero la dama se pone el collar para seducir unicornio. En el siguiente toca el órgano para atraer su atención. Aquí da de comer a un periquito y unicornio se ha acercado más, aunque todavía mantiene la posición rampante y la cabeza vuelta. Casi está seducido, pero necesita más tentaciones.

—Luego la dama teje una corona de claveles para una boda. Su propia boda. Como podéis ver, unicornio está tranquilamente sentado. Por fin el unicornio se recuesta en el regazo de la dama y los dos se miran. En el último de los tapices lo ha amansado y lo sujeta por el cuerno. Como veis, los animales del fondo están ahora encadenados: se han convertido en esclavos del amor. (...)

—El unicornio y el león sostienen banderas y estandartes de Le Viste en todos los tapices.

—Deseo señalaros, monseigneur, que en todos los casos el unicornio está acompañado por el león, como representante de la nobleza, la fortaleza y el valor,

—Quiero astas en punta. Hay demasiadas mujeres y flores en estos tapices. Las astas han de tener aire militar, y algo más que nos recuerde la guerra. ¿Qué sucede con el unicornio cuando la dama lo captura? (...)

—No lo lleva la dama hasta el cazador que cobra la pieza? Deberíais añadir otro tapiz para completar la historia. (...)

—La tienda ha de ser muy grande y deberá estar en uno de los tapices de mayor tamaño. La dama con las joyas o la dama con el periquito. ¿Qué preferís, monseigneur? (...)

—Se puede insinuar, por ejemplo, la caza o, si se prefiere, la batalla, con las lanzas (un toque muy adecuado, monseigneur, si se me permite decirlo), los escudos guerreros que el dibujante ha sugerido que se añadan, y tal vez algo más. ¿Qué tal una tienda, como la que se instala en las batallas para el Rey? Eso nos recordaría al Rey además de la guerra. Pero, claro está, quizá fuera demasiado sutil. Quizá fuera mejor un cazador que matara al unicornio. (...)

—Pero estaba pensando más en una divisa para una batalla. Algo para indicar que se trata de una batalla por amor.

—Pardon, monseigneur. (...) he tenido una idea. ¿Qué os parece “A mon seul désir”? Significa...

 

CONFECCIÓN DEL TAPIZ EN EL TALLER.

LOS DIBUJOS INICIALES SE PASAN A CARTONES.-

—Os presento a mi hijo y a mi aprendiz, que sólo lleva dos años con nosotros, pero hace muy bien las millefleurs. Y éste que prepara los cartones a partir de los dibujos de los artistas. El pintor no ocultó su desconfianza al mirar al cartonista, cuyo rostro, normalmente pálido, enrojeció visiblemente.

—No estoy acostumbrado a que otros cambien lo que yo he hecho. Por eso he venido a esta odiosa ciudad: para tener la seguridad de que mis dibujos se tejen tal como están.

Nunca había oído a un artista tan interesado en su trabajo, aunque, sin duda, le faltaba información: dibujos originales siempre cambian cuando los cartonistas los transforman, sobre tela o papel, en cuadros más grandes para que los tejedores los sigan mientras hacen los tapices. Está en la naturaleza de las cosas que lo que parece bien cuando es pequeño cambie al hacerlo grande. Hay que llenar huecos, se han de añadir figuras, o árboles o animales o flores. Eso es lo que un cartonista como él hace bien: cuando amplía dibujos rellena los espacios vacíos de manera que el tapiz esté completo y animado. (...)

 SEPARACIÓN DEL TAPIZ DEL TELAR QUE LO CONTIENE.

 Como siempre se trabaja con una tira de la anchura de una mano, que luego se enrolla sobre sí misma

en un eje de madera, nunca vemos la obra completa hasta que se termina. Trabajamos además por el revés, únicamente vemos el derecho si se introduce un espejo por debajo para controlar lo que hacemos. Sólo cuando se corta el tapiz

Ya estábamos preparados para cortar el tapiz. El día en que se retira es una fecha importante para tejedor, porque significa que una pieza en la que se ha trabajado mucho tiempo —durante varios meses— está lista para separarla del telar. (...)

Para separarlo del telar se extiende boca arriba sobre el suelo; conseguimos abarcarlo en su totalidad. Entonces se guarda silencio y se contempla lo que se ha hecho. (...)

Antes de proceder al corte, nos arrodillamos para rezar a San Mauricio, patrón de los tejedores. Luego me pasaron unas tijeras. Cogí un puñado de hilos de la urdimbre, los tensé y procedí a cortarlos. Mi mujer suspiró con el primer tijeretazo, pero nadie hizo ya el menor ruido hasta el final.

Cuando hube terminado desenrollaron el tapiz del eje inferior. Les correspondía el honor de cortar otro extremo de la urdimbre antes de llevarlo al espacio barrido del suelo. Les di mi consentimiento y dieron la vuelta, de manera que se viera la obra terminada. Luego nos quedamos todos quietos y miramos,…

 Párrafos seleccionados de la obra de:
Tracy Chevalier.- La dama y el unicornio.- Alfaguara 2.004.