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BREVE HISTORIA DE LA FOTOGRAFÍA

 Los antecedentes: La cámara oscura. Remontarnos hasta los orígenes de la fotografía tiene como motivo fundamental la búsqueda de las influencias acaecidas a lo largo de la historia por la necesidad de encontrar procedimientos mecánicos para fijar la imagen. Parece lógico pensar que la evolución de las cámaras oscuras, como instrumento empleado para dibujar de una forma realista durante el Renacimiento y en siglos posteriores, haya dejado su impronta en el tipo de imagen obtenida con las cámaras fotográficas, que son, ni más ni menos, la evolución de estas primeras herramientas del dibujo. Por otro lado, la evolución histórica en el uso de las sales de plata como sustancia fotosensible condiciona el tipo de imagen obtenida. (...)

De sobra conocido desde tiempos remotos es el efecto producido en una habitación cerrada y oscura cuando, a través de la rendija de una persiana o de la pared, observamos, en la pared contraria, la escena invertida del exterior reflejada en ella. Éste es el principio de las cámaras oscuras, bien conocidas por Aristóteles (384-322 a.C.) y por el óptico árabe del siglo XI Alhazán (965­1038). Estas cámaras se utilizaban para la observación de eclipses solares. Posteriormente, ya en el Renacimiento, Leonardo Da Vinci (1452-1519) hará una minuciosa descripción de una cámara oscura y de los principios en que se basa. (...)

Parece ser que ya en 1550 el milanés Hieronymus Cardano añade a una cámara oscura un “disco de cristal”, siendo probablemente ésta la primera lente de la historia utilizada para mejorar la calidad de la imagen obtenida por una cámara oscura. Hasta principios del siglo XIX las cámaras oscuras se siguieron utilizando fundamentalmente como ayuda para el dibujante, pero siempre había que repasar a mano la imagen que se proyectaba de forma más o menos nítida y luminosa, procedimiento era dibujar encima de un papel translúcido o encerado para así poder conservar la imagen.

Al igual que en el terreno de la óptica, ya se conocían desde tiempos remotos sustancias que alteraban sus propiedades al incidir sobre ellas la luz. (...) En 1725, el médico alemán Johan Heinrich Schulze (1687-1744) descubrió la sensibilidad a la luz de las sales de plata, pero no se le ocurrió utilizar estos productos dentro de la cámara oscura. Además tenía otro problema y es que los resultados obtenidos eran efímeros, ya que las sales de plata se seguían ennegreciendo por la acción de la luz. El más importante de sus seguidores será el ginebrino Jean Sénebier (1742­1809), quien realizó una escala sensitométrica que reflejaba las variaciones del ennegrecimiento de las sales de plata según la luz que recibían.

El científico británico Thomas Wedgwood (1771-1805) fue el primero en introducir en una cámara oscura una placa preparada con nitrato de plata, pero, al comprobar que no obtenía resultados satisfactorios en los tiempos que él había calculado, abandonó los experimentos.

Después de todo un cúmulo de casualidades, aparecerá la fotografía de la mano de Nicépliore Niépee. Pero tampoco fue así de simple, ya que su paternidad será discutida incluso hoy en día, ...  De todas formas, resulta curioso que en este período tan corto (1816-1826) hubiese tantos “padres” que reclamasen el invento. Puede ser debido a que el terreno estaba ya suficientemente abonado para que surgiese en este instante preciso. (...)

Los primeros fotógrafos: Niépce, Daguerre y Talbot.  Los primeros intentos fructíferos en la obtención de imágenes fotográficas vienen de la mano del francés Nicéphore Niépce (1765­1833). Éste basará sus investigaciones para la obtención de imágenes estables en los hallazgos de Sénebier, usando sustancias que se endurecen o que se hacen insolubles por la acción de la luz, en particular de los rayos ultravioletas. Esta sustancia será el betún de Judea. Una vez seca la placa y expuesta a la luz, ésta se blanquea en vez de ennegrecer, y transforma en insolubles aquellas partes que no recibieron luz. Con esta técnica se obtenían imágenes directamente positivas, aunque invertidas de izquierda a derecha.

La primera y más antigua fotografía conocida es de 1826. Esta primera imagen, llamada por Niépce point de vue (punto de vista), son impresiones directas de la realidad, para diferenciarlas de las heliografías (... imágenes sobre papel mediante la cámara oscura ...). Consigue imágenes negativas, logrando fijarlas sobre papel tratado con cloruro de plata, mediante el ácido nítrico; ... Obtuvo dicha imagen, realizada sobre una placa de peltre (aleación de cine, plomo y estaño) ... después de una exposición de ocho horas.

Jacques Mandé Daguerre (1791-1851) supo aprovecharse del invento de Niépce. Este último, arruinado por sus infructuosas investigaciones, decide firmar, el 14 de diciembre de 1829, un contrato de asociación con el señor Daguerre. A la muerte de Niépce en 1833, Daguerre encontrará vía libre para adjudicarse la paternidad del invento. (...)

Daguerre podrá hacer oficial su invento gracias a su contacto con el diputado liberal Frangois Arago, quien presentó, el 7 de enero de 1839, en la Academia de Ciencias de París, el invento de Daguerre. (...)

Parece que durante estos años Daguerre estuvo investigando la posibilidad de obtener imágenes en color sin ningún éxito, de ahí que tardase en dar a conocer su sistema. Esto defraudó en los ambientes de la época, pues se esperaba conseguir imágenes no sólo fieles a la realidad, sino también con los colores de la naturaleza. Habría que esperar algunos años más para conseguir color en las fotografías (En 1861 el físico británico James Clerk Maxwell obtendrá, a través de la síntesis aditiva de los colores, imágenes proyectadas en color. En 1869 Louis Ducos du Hauron, y paralelamente Charles Cross, obtendrían también imágenes en color a través del método sustractivo). Por el momento, se tuvieron que conformar con “iluminar” (colorear) los daguerrotipos a mano.

Casi al mismo tiempo, en 1835, el inglés Herny Fox Talbot (1800­-1877) realizará su primer negativo fotográfico ... Sus primeros ensayos dejaban bastante que desear, comparados con la técnica de moda del momento: el daguerrotipo. Pero tenemos un cambio trascendental en la concepción de su invento: se obtenía un negativo, abriendo así la posibilidad de hacer numerosas copias iguales. Esto lo diferenciaría radicalmente del daguerrotipo e influiría decisivamente en el concepto conocido hoy en día corno fotografía.

La técnica inventada por Talbot se llamó calotipia (del griego kalos: bello, y typos: impresión), Ésta consistía en emulsionar con sales de plata un papel que posteriormente era encerado para proporcionarle cierta transparencia. El resultado así obtenido tenía el inconveniente de que parte de la propia textura del papel que se usaba como negativo se plasmaba en la copia final, confiriéndole el aspecto típico de esta técnica, es decir, imágenes poco nítidas.

... La daguerrotipia se extendió rápida y popularmente por toda Europa, y principalmente por Estados Unidos, donde perduró hasta 1860, Sin embargo, no llegó a cuajar como algo perdurable. El calotipo, por contra, fue el primer sistema fotográfico negativo-positivo. Este transformará la fotografía en un medio popular y democrático. El hecho de poder obtener tantas copias como se deseara de una misma toma llevaría consigo una socialización de la imagen. Por tanto, la esencia de la fotografía no sólo va a consistir en la fijación única de la imagen por la cámara, sino también en su reproducibilidad casi infinita, es decir, su multiplicidad.

 Del calotipo al colodión húmedo. El camino hacia la instantaneidad.  En el año 1851, Gustave Le Gray (1820-1882), en Francia, y Frederick Scott Archer (1813-1857), en Gran Bretaña, van a reemplazar, en los negativos, la albúmina por el colodión. (...)  El colodión es una mezcla de nitrocelulosa disuelta en éter etílico y alcohol etílico en la que se disolvían sales de yoduro y bromuro. El empleo de este nuevo material iba a desbancar definitivamente al daguerrotipo, pues proporcionaba una “rapidez” (sensibilidad) excepcional en la exposición, algo no superable por el daguerrotipo. También sustituiría a las placas emulsionadas a la albúmina, pues eran demasiado lentas, Sin embargo, el colodión tenía otros inconvenientes, y es que la placa de cristal se debía preparar en el momento de realizar la toma y debía estar húmeda. No sólo eso: la preparación de la placa era, además, algo muy delicado. Si no se distribuía el colodión con rapidez, era probable que se formasen burbujas y rayaduras haciendo inservible la placa. En aquel momento resultó ser una técnica que revolucionaría la fotografía, pues con ella se iban a poder plasmar “instantes” que hasta entonces habían escapado a las características del medio.

En la década de los sesenta del siglo XIX se iban a realizar millones de fotografías por todo el mundo. Los fotógrafos trajeron imágenes de lugares hasta enton­ces desconocidos, retrataron a sus gobernantes, a las gentes de otros países, las guerras y los monu­mentos de las ciudades, es decir, se convirtieron en los ojos de un mundo que hasta ese instante sólo era conocido a través de tex­tos y relatos de viajeros o, en el mejor de los casos, de grabados realizados por la mano de algún artista que, en muchas ocasiones, aprovechaba para poner algo de su cosecha personal.

 Fotografía de viajes y guerras. A mediados del siglo XIX va a producirse una contradicción con el mundo anterior. La fotografía aparece para demostrar que el mundo existe, que todo aquello que hasta ese momento se conocía a través de la literatura o pintura, es decir, todo aquello en donde había tenido que intervenir la mano y, por lo tanto, la subjetividad del hombre, ahora podía ser contemplado de forma “objetiva y veraz”. Después de todo, en estos momentos la fotografía se había convertido en un objeto a través del cual se daba fe del hecho en sí.

... La fotografía de viajes ha estado y está definitivamente mediatizada por la técnica empleada en cada momento. Un hecho primordial para el desarrollo de este tipo de fotografía fue la utilización del calotipo. Esto fue debido fundamentalmente a su bajo costo, pero sobre todo a su ligereza, muy superior a la de las engorrosas y pesadas placas metálicas daguerrotípicas. El calotipo tiene una utilización más cómoda sobre el terreno que el daguerrotipo, pero, aun así, requiere una manipulación química compleja. (...)

El descubrimiento del colodión en 1851 va a cambiar la forma y la actitud de la fotografía de viajes, ya que va a obligar a los fotógrafos a transportar grandes cantidades de material, además de un cuarto oscuro para emulsionar las placas, ... pero, a pesar de este inconveniente, el colodión iba a suponer un gran avance técnico. Siendo un material mucho más sensible, va a ser capaz de registrar los sujetos u objetos en movimiento y, además, al ser su soporte el vidrio, va a producir imágenes mucho más nítidas. Con tiradas posteriores a la albúmina, que conservan la nitidez y detalles de la escena, el colodión permitirá una mecanización de la fotografía de paisaje convirtiéndola, además, en un objeto de consumo. (...)

Las guerras serán otro de los temas que recogerá la fotografía desde sus orígenes. Hasta el descubrimiento de la fotografía, las guerras eran algo lejano y en cierto modo excitante. La gente desconocía los crudos detalles de las mismas: cadáveres, heridos o mutilados formaban parte sólo de los textos.

A la fotografía se la ha considerado como el instrumento fiel, veraz e imparcial para registrar los acontecimientos que suceden en la realidad. Esa cualidad de autenticidad y utilidad de la fotografía es, desde sus orígenes, una particularidad esencial que hace de este medio el ideal para plasmar testimonios de forma verídica. Naturalmente, en el transcurso histórico, esta particularidad ha ido cambiando, hasta volverse en su contra. Vemos, por ejemplo, cómo a finales del siglo XIX se van a utilizar las imágenes fotográficas para cambiar la opinión pública con respecto a algún acontecimiento. Esto se hace patente en las fotografías de Roger Fenton (1819-1869). Cuando, en 1854, fue contratado por un editor inglés para fotografiar la guerra en Crimea, su misión consistía en realizar fotografías de dicha contienda para calmar los temores de la opinión pública británica acerca de las tropas allí destacadas. Ningún cadáver aparecerá en sus fotografías, pero, eso sí, ofrecerá una visión idílica del conflicto. Podríamos achacar esta falta de imágenes de la crudeza de la guerra a los medios empleados para hacerlo, ya que Fenton tenía que cargar con un material tan pesado y engorroso, que difícilmente podía llegar a tiempo de fotografiar los instantes fugaces de una batalla.

... Durante los acontecimientos de la Comuna de París de 1871, fotógrafos como Liébert o Appert utilizaron la fotografía para “recrear” a su modo los sucesos ocurridos. Liébert realizará montajes fotográficos con el título Crimes de la Commune, tergiversando la realidad de los hechos, colocando en la escena personajes fotografiados con anterioridad a los acontecimientos. Eugéne Appert realizó fotografías de los detenidos en las revueltas de la Comuna. Durante estos sucesos ocurre un hecho muy significativo: en vez de manipular la realidad como en los casos anteriores, se emplea una cualidad de la fotografía -su fidelidad al referente- para identificar a los participantes en la revuelta. Una vez identificados por la policía, casi todos ellos serán fusilados.

Durante la guerra de Secesión americana de 1861, se realizan numerosas fotografías de los acontecimientos. La fotografía se utiliza, bien para denunciar los horrores de la guerra, bien para denunciar al adversario, o para registrar episodios importantes de la memoria colectiva del país. Al contrario que Fenton, muchos de los que fotografiaron la guerra civil eran independientes, por lo que no tenían ningún tipo de censura a la hora de plasmar la crudeza de los acontecimientos. Timothy O'Sullivan (1840-1882) plasma en sus fotografías toda la crudeza de la guerra, mostrando los cadáveres de los soldados. (...)

 Los primeros aficionados.  El período de los años ochenta de finales del XIX podemos considerarlo revolucionario, ya que va a transformar de tal manera el medio industrial fotográfico que tendrá consecuencias hasta nuestros días. Para el fotógrafo aficionado, la fotografía no es el medio de ganarse la vida, sino más bien un medio para divertirse y disfrutar de él. Surge la instantánea familiar y la fotografía de vacaciones. En definitiva, aparece la fotografía como el sustituto de la memoria familiar.

La vulgarización de la fotografía se hace más patente cuando George Eastman (1854-1932) saca al mercado, en 1881, su primera cámara Kodak cargada con rollo de película llamada stripping, enrollada sobre un soporte de papel. La política comercial del señor Eastman estaba clara: vender sus productos al aficionado, por lo que éstos deberían ser baratos y fáciles de manejar. (...) Con esta primera cámara se obtenían cien fotografías circulares de cinco centímetros de diámetro. La cámara se vendía ya cargada. Lo único que debía hacer el aficionado era apretar el botón, Lo demás, la labor engorrosa de procesar y copiar las fotografías, corría a cargo de Kodak. Su lema era: You press the bottom, we do the rest (Usted apriete el botón, nosotros haremos todo lo demás). La cámara, junto con la película, una vez enviada a revelar, se devolvía al usuario con las cien copias positivadas, cargada y lista para disparar. En 1889, Eastman sustituye el rollo de papel por celuloide.

A principios de 1900 aparecen los pequeños formatos, gracias a la evolución en las emulsiones secas y a la introducción de los soportes flexibles. Esto influirá en el diseño de nuevas cámaras más sencillas y pequeñas que pueden llevarse en un bolsillo. El mercado aficionado dará un gran impulso a empresas fotográficas tales como Kodak, Agfa, Voigtländer o Gevaert. (...)

En 1914 aparece el primer prototipo de las míticas cámaras Leica, creadas por Oskar Barnack. Es el momento de las pequeñas cámaras de 35 mm que, gracias a las emulsiones cada vez más sensibles y a su versatilidad, permiten hacer fotografías hasta ese momento inalcanzables. En el año 1924 salió al mercado la cámara Ermanox, con un objetivo de una luminosidad excepcional, incluso para hoy en día: f/2, pasando a ser más tarde a f/1,8. Este tipo de formato fue adoptado de inmediato por los fotógrafos de prensa, dejando para siempre las pesadas y grandes placas de antaño.

 Detener el movimiento.  La búsqueda incansable de nuevos materiales cada vez más sensibles va a ser una constante a lo largo de la historia de la fotografía. Desde los primeros ejemplos fotográficos ... el empeño fue solucionar los problemas técnicos que hacían imposible la obtención de instantáneas.

Los tiempos de exposición eran desmesurados, y dependían de las condiciones meteorológicas que imperasen en el momento de la toma. En los primeros momentos, éstos podían variar de los cinco minutos, en el mejor de los casos, a los 30 o 45 minutos. Ya en 1841 bastará con dos o tres minutos; y en 1842, podían reducirse a 20 o 40 segundos. (Hasta el descubrimiento del colodión húmedo no se podrán reducir los tiempos de exposición de forma evidente a unos pocos segundos). Esto iba a configurar el surgimiento de unas características muy específicas en las imágenes daguerrianas relacionadas con el tiempo de exposición. Entre ellas cabe destacar que todos aquellos objetos o sujetos que estuviesen en movimiento en la escena, o no salían o quedaban como rastros fantasmagóricos. Los retratados tenían que permanecer completamente inmóviles, dando como resultado cierto tipo de poses para poder superar la “prueba”. Estas poses se realizaban con unos accesorios que, colocados en las sillas, obligaban al fotografiado a permanecer estático durante varios minutos.

Es posible que las primeras imágenes que podemos considerar como instantáneas sean de Negre, entre 1851 y 1852. En ellas se ven por vez primera tres personas en posición real de marcha. Se pudieron realizar gracias al uso de un formato pequeño y de una óptica luminosa que le permitió tiempos de exposición de uno o dos segundos. Entre 1856 y 1857, Le Gray realiza las primeras fotos de oleaje; también en 1857, George W. Wilson realizó fotografías estereoscópicas que se podrían calificar de instantáneas, con tiempos de 1/5 de segundo. (...)

Con la aparición de la instantánea fotográfica se descubren aspectos del movimiento que hasta entonces permanecieron invisibles al ojo humano. En muchos casos, esas primeras fotografías de movimientos congelados entraron en contradicción con las representaciones pictóricas que hasta ese momento se venían realizando. El caso más nombrado puede que haya sido el de Edward Muybridge (1830-1904), fotógrafo inglés afincado en Estados Unidos que investigó las fases individuales del movimiento en la locomoción humana y de los animales.

En 1878 realizó una serie de fotografías en las que mostraba las diferentes fases del galope de un caballo, dejando por fin zanjada la duda de si el caballo a pleno galope tiene las cuatro patas levantadas al mismo tiempo o no. Demostró, para sorpresa de todos, que existe un instante en el que el caballo tiene todas sus patas en el aire, pero cuando éstas están recogidas hacia adentro y no hacia afuera como se había estado representando durante siglos en numerosas pinturas. Muybridge empleó para realizar sus imágenes las nuevas y rápidas emulsiones denominadas placas secas de Maddox, lo que le permitió utilizar unos tiempos de obturación muy breves, del orden de 1/2.000 seg. Estos obturadores se accionaban al atravesar el caballo los cables que cruzan la pista y que estaban conectados a una batería de cámaras.

 La fotografía como documento y crítica social.  La fotografía se consideró desde sus orígenes como fiel reflejo del mundo. Desde la presentación oficial del daguerrotipo ya se atribuía a este descubrimiento un carácter eminentemente reproductivo. (...) Por lo tanto, esta característica parece que hace de la fotografía el instrumento ideal para documentar y denunciar acontecimientos. La supuesta objetividad de la fotografía también ha sido durante mucho tiempo un arma de doble filo, pues se le asignaron unas capacidades que en numerosas ocasiones fueron aprovechadas de forma desaprensiva para falsear o modificar la realidad de los acontecimientos fotografiados. En este momento todo esto parece que queda en entredicho debido a la aparición de la imagen digital, ya que ésta es perfectamente manipulable sin posibilidad de detectar las alteraciones realizadas sobre ella, Eso quiere decir que la fotografía ha dejado de ser prueba de un acontecimiento o huella de un suceso. (...)

        Dentro de lo que podríamos considerar como fotografía social debemos destacar los trabajos de Jacob A. Rús (1849-1914) y Lewis W. Hine (1874-1940). Rús fue el primero en denunciar, a través de la publicación de sus fotografías en la prensa, las miserables condiciones de vida de los inmigrantes en los barrios bajos de Nueva York. También fue el primero que utilizó el magnesio a modo de flash para iluminar los sórdidos ambientes en los que se movía. Por su parte, Hine deja la escritura por la cámara, denunciando con sus imágenes las duras condiciones y la explotación de los niños trabajadores en las minas y en empresas textiles. Sus imágenes contribuyeron sin duda alguna a que se elaborase en Estados Unidos una ley sobre protección laboral de menores.

Otros fotógrafos como Eugéne Atget (1856-1927), en Francia, dedicarán toda su producción fotográfica a documentar las calles del viejo París. (...)

Pictorialismo y Photo-Secession.  A finales del siglo XIX, y coincidiendo con la comercialización de los productos fotográficos a escala industrial y mundial, desaparecen casi por completo las antiguas técnicas de positivado. Se homogeinizan los productos, y por lo tanto adquiere una mayor dimensión el contenido con respecto a la forma. Hasta ese momento, cada copia que se hacía era prácticamente una copia única. Esto era una consecuencia intrínseca a su realización manufacturada y, desde luego, buscada intencionadamente para darle ese “toque” de artisticidad. Hecho este más acusado durante el período de auge de la corriente pictorialista, debido a sus influencias y su ne­cesidad de equipararse con la pitura.

La corriente pictorialista genera una ruptura con todos aquellos procesos que, de una u otra forma, rompen con los orígenes mecánicos de la fotografía. De ahí el uso de técnicas de positivado llamadas “nobles”, que producían, debido a su complejidad de manejo, copias únicas o al menos irrepetibles al cien por cien: platinotipias, bromóleos, carbro, gomas bicromatadas, etc.

Conectado con la corriente pictorialista europea surge, en 1902, en Estados Unidos y de la mano de Alfred Stieglitz (1864-1946), el movimiento Photo-Secession, fundado e inspirado en el movimiento secesionista alemán y austríaco. Su objetivo era señalar su independencia frente al oficialismo académico. (...)

Posteriormente, en 1903, Stieglitz creará una revista, la prestigiosa Camera Work, que dirigirá hasta 1917. (...) Contribuirá, a su vez, a dar a conocer en su galería 291 de Nueva York a las vanguardias artísticas europeas presentando los trabajos de desconocidos por aquel entonces como Picasso, Matisse, Cézanne, Brancusi o Braque, entre otros muchos.

La Photo-Secession americana, junto con las corrientes europeas Liked Ring inglesa y la francesa, son los máximos exponentes de la estética pictorialista. Pero lo más destacable, sobre todo de la corriente americana, es que de entre sus filas surgen “desertores” que crearán un nuevo estilo, más directo y puro. Uno de estos “desertores” fue Edward Weston, quien influirá decisivamente en la posterior evolución de la fotografía y conformará el estilo y la dirección de buena parte de la fotografía de principios del siglo XX.

 Fotografía pura.  Siguiendo las pautas que había empezado a establecer Stieglitz, un grupo de fotógrafos norteamericanos comienzan a fotografiar apartándose de la estética pictorialista. Esta nueva búsqueda pasa por afirmar la pureza del medio fotográfico, dejando de lado otras influencias provenientes de otros campos, como la pintura.

En la California de los años veinte, Weston (1886-1958), quien en una primera época adoptó las tesis de los pictorialistas, descubre y opta rápidamente por la fotografía pura. (...) La técnica y la estética de Weston se llegaron a convertir en la misma cosa. La valoración de la nitidez y la fidelidad de la reproducción de las superficies de las cosas su valor más anhelado.

Weston dejó de lado el flou de sus viejas fotos para trabajar con la mayor nitidez posible, con una profundidad de campo máxima y realizando copias de 20 X 25 cm por contacto. Weston redefine lo que se venía considerando como copia artística, estableciendo nuevos criterios, como el de que el fotógrafo debía previsualizar el resultado final, consiguiendo de esta forma que el control tonal de la copia fuese resuelto modificando la exposición y el revelado, para luego trasladarlo a la escala tonal de la copia.

En el año 1932, en torno a Weston y sus teorías se formaría una sociedad bajo el nombre de Grupo f/64. (...) Su propio nombre, f/64, respondía a un afán estético de conseguir, a través del uso de diafragmados pequeños, la mayor nitidez y profundidad de campo posibles.

Ansel Adaras (1902-1984) fue sin duda el más representativo y conocido del Grupo f/64, no sólo por sus fotografías sino también por sus publicaciones de manuales didácticos. Su contribución más notable, junto con Fred Archer, fue la del sistema de zonas, realizada en 1941. Mediante dicho sistema será capaz de determinar tanto el tiempo de exposición como de revelado, basándose en principios sensitométricos. Con ello ofrecía al fotógrafo un auténtico control de la toma y de los materiales utilizados. Lo que corresponde a la voluntad de eliminar por completo el azar de todo el proceso fotográfico gracias al calibrado de todo el sistema. Sin duda, la posibilidad de control vino de la mano del perfeccionamiento de los instrumentos de medición de la luz. Hasta la aparición, en 1932 del fotómetro Weston con célula de selenio, las mediciones se realizaban con métodos no demasiado precisos.

 La manipulación de la imagen: las vanguardias.  Las vanguardias englobaron diversos movimientos artísticos que dieron cabida a multitud de formas de expresión y, a través de ellos, reformaron y transformaron la cultura moderna ...

La fotografía alcanza gran difusión y se integra en estos movimientos, en un principio pictóricos o literarios, gracias al gran avance de las técnicas de reproducción masiva en prensa y revistas. Muchos de los fotógrafos que formaron parte de estos movimientos surgieron, a los ojos del gran público, gracias a revistas de moda como Vogue, Vanity Fair, Charm y Harpers Bazaar.

En un clima de búsqueda experimental suscitado por los diversos “ismos”, la fotografía se caracteriza sobre todo por la utilización de los fotomontajes, fotogramas, formas abstractas y puntos de vista insólitos. Como los incipientes cineastas y artistas plásticos, los fotógrafos se adentrarán en la búsqueda de la psique humana, a través del freudismo y sus teorías, jugando también un papel de compromiso político y de lucha social con sus obras.

Los dadaístas, reactualizando conceptos, proponen una diversificación de materiales y fuentes luminosas a fin de obtener imágenes no figurativas. Uno de los fotógrafos dadaístas más significativos fue Christian Schad (1894-1982), quien realizó fotografías abstractas sin usar la cámara, llamadas schadografías. Numerosos dadaístas, entre los que destacan Raoul Hausmann, John Heartfield, Hannali Hóch y George Grosz entre otros, trabajarán en el uso del fotomontaje y el collage como medio político y artístico para buscar la destrucción revolucionaria de la cultura burguesa.

El húngaro Laszlo Moholy-Nagy (1895-1946), instalado en Alemania e integrado en el movimiento de la Bauhaus desde 1923, será el creador de la New Vision. El es un constructor de imágenes más que un captador del mundo. Para él la cámara es objetiva, además de tener visión propia. La producción fotográfica de Moholy-Nagy es tan amplia que abarca desde fotogramas, fotomontajes, negativos, reflejos, primeros planos, picados y contrapicados; hasta temas de arquitectura, desnudo, industria, publicidad y todas aquellas técnicas que tienen que ver con la manipulación de la luz en todos sus aspectos más creativos, novedosos y experimentales.

El representante más significativo del movimiento surrealista fue sin duda Man Ray (1890­1976). Norteamericano de nacimiento, se traslada a París en 1921. Man Ray abandonaría rápidamente los viejos métodos y se aprovecharía de la gran diversidad de posibilidades que le brindaba la fotografía. De esta forma se integraría en la vanguardia artística de la mano del surrealismo. Man Ray se adentrará de inmediato en ese mundo surrealista del residuo y del objet trouvé, que fijará por medio de la luz y de la química al soporte fotográfico. Sus fotografías son objetos que aísla de su contexto para integrarlos en su mundo de relaciones oníricas y del subconsciente.

 La fotografía a partir de 1945.  (...) En el terreno técnico se han producido numerosos y espectaculares avances. Ya es posible disponer de sistemas de medición de luz muy precisos, se incorporan células fotoeléctricas en el interior de las cámaras, surgen los primeros automatismos de obturación y abertura. En el año 1947, Edwin H. Land inventa el material instantáneo Polaroid, produciendo imágenes instantáneas reveladas y positivadas en pocos segundos.

La fotografía en color se generaliza después de la Segunda Guerra Mundial, gracias en parte a dos jóvenes músicos, Leopold Mannes y Leopold Godowsky, investigadores a su vez de la Eastnian Kodak, quienes en 1935 crean los modernos procesos tricapa en color mediante el método sustractivo. Será en esta fecha cuando aparece en el mercado la película Kodachrome. Pocos meses después, será Agfa quien lance al mercado su sistema.

Por otro lado, en los últimos veinte años hemos asistido a una fulgurante evolución de la tecnología que ha sido incorporada paulatinamente a las cámaras, convirtiéndose así en mecanismos cada vez más precisos y sofisticados. Estos avances han ido de la mano de la microinformática y de la miniaturización de los componentes, pudiéndose así automatizar al máximo las funciones del instrumento. La electrónica ha invadido el espacio que ocupaba la mecánica, pudiendo así abaratar costos, haciendo más accesible y más sencillo el manejo de las cámaras al aficionado. En pocos años las lentes son mejoradas, los materiales se han vuelto más ligeros y resistentes, se incorpora tecnología avanzada, como microchips y microprocesadores, incluso pequeños ordenadores que son capaces de medir distancias, evaluar la luz y disparar con tiempos precisos a la milésima de segundo.

Las emulsiones fotográficas incorporan tecnología especial como el “grano tabular” o “grano T” de Kodak, o el “Delta” de Ilford. Se fabrican de esta manera emulsiones cada vez más sensibles (hasta 12.000 ISO) y con un grano cada vez más fino.

Hoy por hoy, a finales de los noventa, la apuesta se centra en los nuevos soportes digitales capaces de almacenar gran cantidad de información, que tienen la ventaja añadida de su fácil manipulación, conservación y almacenamiento, gracias a los ordenadores. Es, quizás, el momento de un cambio de soporte; el cambio de los soportes fotoquímicos, basados en la química de la plata, por los soportes digitales que almacenan la información en forma numérica: ceros y unos.

Pero lo realmente significativo, desde los años cincuenta hasta hoy, es el cambio producido en la actitud del fotógrafo frente al hecho fotográfico. La fotografía deja de ser el instrumento paradigma de fidelidad y de testimonio de una realidad para convertirse en un medio capaz de interrogarse sobre sí mismo. De esta manera le serán permitidas todas las desviaciones y todos los procedimientos a su alcance para integrarse con el resto de las artes.

Durante los años cincuenta, la mayor parte de la fotografía realizada fue, en palabras de Szarkowski, “fotografía de índole privada”. Ejemplo de ello son las obras de Stieglitz y Weston, que no hicieron concesión alguna a los intereses del público o del gusto general. Naturalmente, sobre todo en Europa, otros fotógrafos apostaron por el compromiso político y social del momento, actuando como intérpretes de los acontecimientos y de los “instantes decisivos” de los que fueron testigos. Dentro de esta corriente cabe destacar, entre otros, a Cartier-Bresson o Bill Brandt.

Influido por la corriente existencialista de postguerra, aparece un movimiento fotográfico llamado Fotografía Subjetiva. Según su creador, Otto Steinert, la fotografía debía superar el ser considerada como un mero mecanismo de reproducción de la realidad, para convertirse en un método de creación original que esté apoyado únicamente en la pureza del medio, dejando de lado los condicionamientos técnicos imperantes en los movimientos anteriores de la Nueva Objetividad alemana y del Grupo f/64 americano.

Quizás uno de los más influyentes fotógrafos norteamericanos haya sido Minor White (1908­1976). (...) En esa búsqueda de nuevos parámetros estéticos y de abandono de las manipulaciones para conseguir efectos de trasgresión de lo real, White establece nuevas relaciones, acercándose más a la poesía y al misticismo a través de un medio esencialmente fotográfico que no necesita manipular la realidad. Lo que Minor White propone es una reflexión, una meditación interiorizada del hecho fotográfico. No es necesario reconocer en la fotografía los objetos como elementos o como registro de una realidad objetiva. Debemos reconocerlos en nuestro interior, creando un estado mental de equivalencia entre lo fotografiado y el observador.

Por su parte, Robert-Louis Frank (1924), nacido en Suiza, se convertirá en un mito de la fotografía americana de los cincuenta y ejercerá una gran influencia en posteriores fotógrafos de todo el mundo. Sus imágenes nos muestran, ante todo, aquellos momentos que están, podríamos decir, por delante y por detrás del “momento decisivo” de Cartier-Bresson. Corresponden a esa multitud de instantes que vemos de forma continua y a los que no prestamos ninguna atención. Para Frank, los momentos decisivos o significativos no existen. Somos nosotros quienes les damos significado a través del medio fotográfico.

Para White o Frank, la ruptura se había efectuado en la imagen y en el sentido de la fotografía. Sin embargo, Williani Mein (1928) hace patentes las características del medio, no sólo en el uso del movimiento y del tiempo durante la toma, sino al ponerlo de manifiesto a través de la alteración del soporte o de sus propios límites técnicos.

Klein capta formas fugaces y abstractas con tiempos prolongados de exposición. Piensa que la cámara es capaz de documentar el paso del tiempo a través de pequeñas fracciones de segundo. Intenta plasmar en la fotografía esas acciones en movimiento que, debido a su rapidez, pasan desapercibidas para el ojo. William Mein nos muestra una agresividad generada por el propio medio a través de imágenes muy contrastadas, movidas, desenfocadas y con grano. Es un desafío a la herencia de una visión instantánea y objetiva promulgada por un Cartier-Bresson, una ruptura con los esquemas tradicionales de la llamada Street Motography o fotografía de calle.

La fragmentación de la imagen fotográfica viene de la mano de David Hockney (1937). Sus montajes están compuestos de multitud de imágenes de la escena que, una vez unidas, recomponen ésta. No es posible mirar o leer de forma convencional sus obras, como lo haríamos con una sola imagen; nos obliga a releer, revisar, reintentar una mirada que podríamos calificar de pausada, serena o múltiple. Tenemos que observar detenidamente y reconstruir mentalmente a través de la adición de un gran número de fragmentos que reconstruyen la mirada original.

Como contrapartida a los avances tecnológicos alcanzados durante estas últimas décadas, tanto en el uso de nuevas emulsiones como en la fabricación de cámaras cada vez más sofisticadas, son también utilizadas y retomadas por diferentes fotógrafos todas aquellas experiencias fotográficas en las que no es imprescindible el uso de la cámara, tales como fotogramas, fotomontajes, collages, etc.; o bien aquellos sistemas “precarios”, tales como cámaras estenopeicas, cámaras desechables o de juguete. Por otro lado, surge la recuperación de procesos de positivado antiguos o en desuso. (...)

Las formas de intervención son múltiples y variadas, ... Al final, lo que se busca es un nuevo tipo de imagen más conceptual. Además, estas nuevas imágenes son, por lo general, únicas, debido a su tratamiento manipulado y personalizado.

Resumiendo, y dando una visión genérica de la fotografía en los últimos cuarenta años, podríamos decir, muy a grandes rasgos y de acuerdo con las tesis de Szarkowski, que “existe una dicotomía fundamental entre quienes consideran la fotografía como un medio de autoexpresión y quienes ven en ella un método de exploración”. Dicho en otras palabras, aquellos que hacen de la fotografía un medio “íntimo” de expresión y aquellos que buscan un método de experimentación propio a través de las características del medio fotográfico.

 Javier Calbet y Luis Castelo.- La Fotografía. Acento editorial.
Col. Flash. Madrid 1997. Págs.  10-21