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ANÁLISIS-COMENTARIO  DE  “EL  NACIMIENTO  DE  VENUS.”

 * El método descriptivo se preocupa por la clasificación de la obra de arte y de la recopilación de datos.

“Sandro Botticelli es un temperamento artístico profundamente sensible y apasionado. Lejos de la inexpresión y rigidez de que a veces peca Ghirlandaio, la emoción guía su dibujo nervioso, agita los cuerpos de sus personajes y se desborda en sus rostros, expresivos y cargados de pesimismo.

En el Nacimiento de Venus trata de reconstruir una pintura perdida de Apeles, descrita en una poesía de Poliziano. Inspirándose probablemente en la Venus de Medicis, su propio sentido de belleza, totalmente diferente, la dota de una cabellera espléndida que aspira a ser velo de oro impulsado por la brisa que arquea suavemente su cuerpo. Para algunos, el modelo ha sido Simonetta, la amiga ede Lorenzo el Magnífico, nacida en el Porto Venere, lugar donde la diosa toma tierra al nacer.”   D. Angulo, Historia del Arte, págs. 103‑4. Edit. E.I.S.A.

 

* El método iconológico: busca el significado de la obra de arte.

“La filosofía del amor quedará plasmada en otra obra de Botticelli: “El Nacimiento de Venus”, que Salvisi cree fue pintada hacia 1482. La diosa del Amor se desliza, bajo el impulso de los vientos, hacia la orilla donde la Hora Primavera ha sembrado flores para recibirla, mientras que del aliento de los céfiros surgen rosas que perfuman el ambiente marino. La pose de la protagonista es la de “Venus púdica”, que expresa simultáneamente la doble naturaleza del amor, es decir, casto y sensual.

El tema en general deriva de la literatura homérica y latina, especialmente de Ovidio (Metamorfosis 11, 27 y Fastos Y, 27). Ahora, a finales del siglo XV, Botticelli y el poeta Poliziano es sus “Estancias” quisieron captar el espíritu de la “Venus Anadyomene” de Apeles, obra perdida y sólo conocida por descripciones.

Hay en el cuadro una dimensión poética por cuanto Venus significa Belleza, que para Pico representa un principio compuesto; por ello la obra supone una multiplicidad que no se halla en el reino del puro ser. Venus surge de la naturaleza informe de que está compuesta cada criatura, lo que se encuentra en el agua del mar.

Wind puntualiza al respecto que “para producir la belleza de Venus el elemento de mutabilidad de que habla Heráclito requiere una transfiguración llevada a cabo por el principio divino de la forma; y esa necesidad está realzada por la bárbara leyenda que Pico citaba de la Teogonía de Hesíodo, según la cual la espuma del mar de la que surgió la celestial Afrodita fue producida por la castración de Urano. Siendo Dios de los Cielos, Urano transmite a la materia informe el semen de las formas ideales”.

Tanto en la versión de Botticelli como en el poema de Poliziano la espuma de las olas está subrayada para dar carácter al mito cosmogónico por cuanto el espíritu divino es “transformado y diseminado en vientos y aguas” según las palabras de Plutarco; de ahí que se eligiera para la representación el momento siguiente al nacimiento cósmico.

Vemos a la diosa del amor surgida del mar y empujada por la primavera a la orilla; para sugerir que el mar fue fecundado por el cielo hay una lluvia de rosas bajo el aliento del dios del viento.”   Arte y Humanismo, S. Sebastián. Ensayos Arte Cátedra, págs. 191‑2.

 


* El método sociológico: se propone el conocimiento de las condiciones de creación de la obra y la conexión con la sociedad en la que surge.

“En la 2ª mitad del Quattrocento es efectivamente el elemento conservador el que impone el gusto en Florencia; pero el relevo de clases sociales no ha finalizado ni mucho menos; están siempre en juego fuerzas considerablemente dinámicas que impiden al arte anquilosarse en el preciosismo cortesano, en el artificio y el convencionalismo.

A pesar de la inclinación hacia una sutileza amanerada y hacia una elegancia frecuentemente vacía se imponen constantemente en el arte nuestros impulsos naturalistas... El arte de la 2ª mitad del Quattrocento sigue siendo un arte amante de la realidad, abierto a nuevas experiencias: es la expresión de una sociedad poco afectada y descontentadiza, pero no se impone en absoluto a la admisión de nuevos impulsos. Esta mezcla de naturalismo y convencionalismo, de racionalismo y romanticismo produce al mismo tiempo el comedimiento burgués de Ghirlandaio y el refinamiento aristocrático de Piero di Cosimo, la gozosa amabilidad de Pasellino y la mórbida melancolía de Botticelli. Las premisas sociales de este cambio de estilo ocurrido hacia mediados de siglo hay que buscarlas en parte en la disminución de la clientela. El dominio de los Medicis, con su opresión fiscal, redujo sensiblemente el volumen de los negocios y obligó a muchos empresarios a abandonar Florencia, transportando sus negocios a otras ciudades. La emigración de los trabajadores y el descenso de la producción, síntomas de la decadencia industrial, pueden advertirse ya en tiempos de Cosme. La riqueza se concentra en menos manos. El círculo de ciudadanos particulares clientes artísticos, que en la 1ª mitad de siglo tendía siempre a extenderse, muestra ahora una tendencia a restringirse. Los encargos provienen principalmente de los Medicis y de algunas otras familias; a consecuencia de este fenómeno la producción asume ya un carácter más exclusivo y refinado...

... Posición social del artista. El Renacimiento.

... Es significativo que los precios se mantuvieran en un nivel medio en general, y que incluso los artistas famosos no fuesen mejor pagados que los medianos y que los mejores artesanos. Personalidades como Donatello alcanzaban, desde luego, honorarios más altos, pero verdaderos “precios de aficionados” no existían aún. Gentile Fabriano obtuvo por la “Adoración de los Magos” 150 florines de oro; Benozzo Gozzoli, 60 por una imagen.

Como estipendio fijo percibía Ghiberti, durante su trabajo en las puertas del Baptisterio, 200 florines anuales, cuando el canciller de su Señoría obtenía 600, con la obligación además de pagar por sí cuatro escribientes. Un buen copista de manuscritos recibía en el mismo tiempo 30 florines y la plena manutención. Se ve, pues, que los artistas no estaban mal pagados, si bien, con mucho, no lo estaban tan espléndidamente como los famosos literatos y maestros, que muchas veces cobraban por año de 500 a 2.000 florines.

Todo el mercado artístico se movía en unos límites muy estrechos; los artistas tenían que pedir anticipos ya durante el trabajo, y los clientes a menudo sólo podían pagar los materiales a plazos ... “

HAUSER, Historia social del Arte y la Literatura. El público del Arte del “Quattrocento”. Págs. 383‑4. Edit. Guadarrama.

 Grupo Atenea.- Introducción al estudio del arte.-
Mestral Libros. Valencia 1987. Págs. 49-52